La ayuda asociada al olivar tradicional o al olivar con dificultades específicas que se incluirá en el próximo marco de la PAC a partir de 2023 ha venido a abrir un intenso debate y a poner el foco en esta tipología de la que todo el mundo habla y habla, aunque algunos no saben exactamente ni lo que es y otros la han defendido tímidamente, más bien poco o no con toda la contundencia que hubiera sido lo deseable a lo largo de los últimos años. Y hay que decirlo alto y claro. Esta ayuda asociada es una buena noticia, eso sí es insuficiente desde el punto de vista financiero. Bienvenida sea, en cualquier caso, y a partir de ahora a  mejorarla en el futuro técnica y económicamente.

Aunque reconozco que la cantidad para ese olivar histórico, el de tronco gordo, de amplios marcos de plantación, con más dificultades y menos competitivo, es escasa (27,5 millones de euros), conviene subrayar que al menos se le ha tenido en cuenta, aunque sea de una manera un tanto testimonial, cuando en este marco de ayudas de la PAC que finaliza ni se le había prestado la más mínima atención cuando también fueron reiterados los llamamientos para que así fuera. En cambio,  sí se suprimió la ayuda para miles de olivareros que percibían menos de 300 euros. Así que no nos rasguemos las vestiduras ahora y tengamos un poco de memoria. Es legítima y enriquecedora la discrepancia, sí; pero también reconocer la concesión de esta ayuda, aunque sea muy insuficiente y manifiestamente mejorable.

De todas maneras, soy de la opinión que las ayudas comunitarias deberían concederse esencialmente para corregir desequilibrios al objeto de compensar las dificultades con el fin de buscar la viabilidad y la supervivencia de las explotaciones, así como mejorar las cotas de rentabilidad del olivar menos productivo por los beneficios medioambientales y de fijación en el territorio de la población que aporta. En definitiva, se trataría de hacerle la vida un poco más llevadera a los que menos tienen, a los más vulnerables.

Para el resto de olivar, el más productivo y competitivo, siempre está el mercado y otro tipo de ayudas diferentes. Creo que es tiempo de ser audaces para optimizar mejor el liderazgo en los mercados generando  valor y el mejor posicionamiento, desterrando ya insustanciales discusiones que muchas veces pueden dar la sensación de servir de coartada para no subirse al carro del verdadero debate que considero que la provincia de Jaén tiene pendiente, que no afronta como debería y que tendría que despejar más pronto que tarde: la orientación al mercado y la comercialización de los aceites de oliva desde la generación de valor, pensando única y exclusivamente en el consumidor. Ahí está el quid de la cuestión y no en  mirar para otro lado para ver si son galgos o son podencos. Al menos este es mi punto de vista, así lo creo y así lo dejo escrito.

*Asensio López, director de Oleum Xauen

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