Irene Sabalete Ortega “Delegada Territorial de Jaén Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente”

líderes por calidad, producción y convicción

En primer lugar, me congratula especialmente que una nueva publicación se ocupe de nuestro sector oleícola y sirva de instrumento a agricultores, almazareros, envasadores y demás profesionales del sector para informarse y formarse. Un proyecto para el cual le deseamos los mayores éxitos.

Cuando acaba de cerrarse la campaña 2011/2012 y se está recogiendo ya en el campo la aceituna, conviene tener en cuenta algunos datos, aunque ya sean conocidos. La producción media de aceite de la provincia de Jaén en las cinco últimas campañas, según datos oficiales de la Agencia para el Aceite de Oliva, supera las 554.000 toneladas. Una cantidad que se acerca al total del aceite de oliva que se consume en España. Esta producción, además, constituye el 50,6 por ciento del aceite de Andalucía, el 41,5 por ciento de la producción española y el 19 por ciento del aceite de oliva del mundo.

Así pues, podemos afirmar que Jaén es líder mundial en el sector del aceite de oliva. Sin embargo, este buen posicionamiento no deber ser nunca un fin en sí mismo, sino el instrumento que permita, a quien ejerce de líder, acometer las actuaciones que lleven a todo su sector a conseguir las metas anheladas. No deben olvidarse las presiones y ataques de los competidores a los que se encuentra sometido este líder, una carga que acompaña siempre al éxito y a la que también debe saber hacer frente.

Por ello, para mantener su posición, el sector jiennense no debe “dormirse en los laureles”, sino, por el contrario, luchar en todo momento, no sólo para consolidar su liderazgo, sino también por ser el primero en afrontar los retos a los que deba hacer frente el olivar.

En estos últimos tiempos han sido varios los intentos de desprestigio que ha sufrido nuestro producto insignia. Ante esta situación debemos ejercer el liderazgo y alzar nuestra voz en defensa de la calidad y del buen hacer de nuestros agricultores, almazaras y envasadores, así como denunciar a las “ovejas negras” que, puntualmente, no cumplan las reglas del juego y que, con su irresponsabilidad, tanto daño hacen al conjunto del sector.

Está claro que el consumidor quiere calidad y está dispuesto a pagar por ella, incluso hasta algo más, pero, a cambio, también exige garantías. La confianza, que la otorga y la quita el que paga por la calidad, se consigue con mucho tiempo, trabajo y haciendo bien las cosas siempre. Es decir, en todo el proceso que comienza con el cultivo y la recogida del fruto, pasa por su molturación en la almazara y concluye con la extracción y envasado del aceite. Un buen hacer que debe mantenerse incluso cuando nadie lo ve. Por convicción. Por la satisfacción del trabajo bien hecho y para conseguir la excelencia.

Hoy en Jaén, como corroboran los premios nacionales e internacionales obtenidos, cada vez son más los aceiteros que apuestan por este camino y que deben ser ejemplos a seguir por todo el sector. La defensa de la calidad de nuestros vírgenes debe ser la base  de toda estrategia de futuro. Una línea de trabajo que debe estar unida a una apuesta por la concentración de la oferta, el respeto al medio ambiente, la investigación de las cualidades saludables aún no descubiertas del aceite de oliva y, además, de una promoción inteligente.

Esta senda implica un esfuerzo por parte de los productores jiennenses, no vamos a negarlo, pero también cuenta con el respaldo de la Junta de Andalucía y con el mío personal como delegada territorial de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente. Además, tiene asegurada la recompensa: Fieles consumidores que aprecian la excelencia de los mejores aceites.

José Juan Gaforio “Departamento de Ciencias de la Salud Universidad de Jaén”

El conocimiento es poder

La valorización del aceite de oliva y el incremento de su consumo en países donde habitualmente no se consumía, es consecuencia, en gran parte, de sus propiedades saludables que se están continuamente describiendo por investigadores de todo el mundo. No es de extrañar pues, que por su potencial, se quieran utilizar todas las propiedades saludables posibles para incentivar el consumo de aceite de oliva.  No obstante, la legislación de la Unión Europea  que regula esta posibilidad es bastante restrictiva. Según el Reglamento (CE) nº 1924/2006, están prohibidas las declaraciones de propiedades saludables de los alimentos a no ser que las autorice la Comisión y las incluya en una lista de declaraciones autorizadas. La finalidad de esta reglamentación es garantizar que las declaraciones de propiedades saludables sean veraces, claras, fiables y útiles para el consumidor de tal forma que, este objetivo debe tenerse presente en la redacción y la presentación de las declaraciones. Es indispensable que estas se basen en pruebas científicas generalmente aceptadas. Por consiguiente, no se autorizarán aquellas cuyo fundamento científico no haya sido evaluado favorablemente por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria por no haberse determinado una relación causa/efecto entre un alimento o uno de sus componentes, y el efecto declarado.

Con fecha 5 de mayo del 2012, se publicó en el Diario Oficial de la Unión Europea el Reglamento por el que se establece una lista de declaraciones autorizadas de propiedades saludables de los alimentos. Este Reglamento será aplicable a partir del 14 de diciembre de 2012, es decir, pasado mañana. En él hay declaraciones que afectan al aceite de oliva y, por tanto, es de extraordinaria relevancia para el sector.

Dada la importancia de esta normativa, me pregunto si: ¿es conocida esta reglamentaciónpor el sector?, ¿existe conciencia del potencial que puede tener su aplicación?, ¿se han preocupado activamente por conocer más sobre este tema?

No hay que olvidar que, el conocimiento es poder.

Rosa Vañó, Directora de Marketing de Castillo de Canena

y por fin llegó la cosecha… al mundo

Son 12 meses de espera, de incertidumbre, de alegrías y miedos. Pasan despacio, lentos, imprevisibles y de una forma que sólo los agricultores somos capaces de entender. Muchos años atrás, en un tiempo que ya casi ni recuerdo, cuando mi vida transcurría fuera del mágico mundo del aceite y del eterno de la madre naturaleza, los hitos que iban marcando el cada vez más veloz paso del tiempo se relacionaban con el perezoso verano o la entrañable Navidad, ahora mis años los van desgranando el inicio de la cosecha, las situaciones se ubican a su alrededor  y nuestras esperanzas siempre llevan su nombre.

Los aceites nuevos, fragantes, verdes, intensos casi salvajes vuelven a revolucionar nuestros sentidos y a estallar en nuestras bocas, sensaciones que casi habíamos ido olvidando y que nos vuelven a sorprender con la misma frescura, con la misma espectacularidad, todos los años. Es ese momento, entre el calor del verano que se va apagando y los grises días del invierno incipiente, el momento más mágico del año, el momento donde el milagro se materializa.

Cuando hace ya algunos años empezamos a recorrer mundo con los aceites de oliva virgen extra jiennenses bajo el brazo, la cosecha no era un tema de conversación. Los aceites no parecían tener un principio ni casi un fin, simplemente existían sin demarcación espacio temporal concreta, como si siempre fueran adultos y no tuvieran historia. Todavía recuerdo las caras de asombro en algún recóndito lugar del mundo, al comentar que para esta o aquella determinada edición o varietal “había que esperar a la nueva cosecha”. Pregunta obligada era siempre el .. ¿pero cuándo es la cosecha? ¿Es qué hay cosecha? Sí, sí hay cosecha y es el momento más intenso del año, el más enriquecedor el más temido y el más deseado.

Poco a poco, con la ayuda de cosecheros esforzados de todas las regiones y comarcas, viajeros y pioneros de los aceites de España hemos conseguido que fuera ya de nuestras fronteras, pregunten y sigan a nuestras cosechas, tiemblen los nervios al aproximarse octubre, se siga paso a paso la creación de los zumos y se rece por las catas. Ya los aceites vírgenes extras tienen edad y nacimiento, ya las cosechas tienen calificativos, colores y sabores. Ya no es sólo una fiesta nacional, es la fiesta de los que amamos al noble árbol del olivo y veneramos sus frutos, de aquellos que vivimos con intensidad los vírgenes extra, y esto ya no tiene fronteras.

 

Cándido Méndez “Secretario General de la UGT”

Por el futuro del sector olivarero español

El sector olivarero español supone una referencia no solo en el ámbito nacional, sino también en el ámbito comunitario y mundial. Este liderazgo está íntimamente relacionado con el continuo esfuerzo que realizan día a día los olivareros españoles, destinado a mejorar su producción y su calidad.

Atendiendo a los grandes números, la evolución sufrida por el sector en la última década ha sido muy positiva, con aumentos destacados de la producción, las exportaciones, etc. Sin embargo, los olivareros españoles continúan con determinados problemas que no permiten el despegue definitivo de una producción que debe ser prioritaria para España.

En los últimos años el sector ha mejorado, a través de un gran esfuerzo innovador, la calidad del producto que ofrece, aumentando su presencia, principalmente en los mercados de terceros países, como EEUU o China, donde se está empezando a valorar en gran medida el método de producción y la innovación.

Es, por tanto, oportuno, que ante las enormes posibilidades que siempre ha demostrado el olivar español, se ponga en funcionamiento una serie de medidas correctoras, frente a determinadas prácticas que están limitando la rentabilidad de la mayoría de las explotaciones olivareras.

Ya es costumbre utilizar el aceite de oliva como producto reclamo en las grandes superficies, algo que los olivareros han puesto de evidencia en muchas ocasiones. Son muchas las instituciones que entienden que la cadena de valor del aceite de oliva, en los últimos años, no genera valor añadido, sino que lo destruye.

Esto ha provocado una enorme crisis de precios en el sector en las últimas campañas, en las que las cotizaciones se han situado siempre por debajo de los costes de producción admitidos por la propia administración española. Por desgracia los olivareros han tenido que sufrir una de las mayores sequías de las últimas décadas, para ver cómo los precios en origen se situaban por encima de esos costes de producción.

El futuro del sector olivarero español tiene que pasar por el establecimiento de una verdadera política de apoyo al productor, mejora de la imagen del producto tanto en el mercado interior como exterior y establecimiento de relaciones contractuales que generen valor a lo largo de la cadena.

No debemos olvidar que alrededor de 2,5 millones de hectáreas están ocupadas por olivos en nuestro país, y que ese patrimonio cultural merece la oportunidad de seguir generando riqueza económica, social y medioambiental en el medio rural español.

 

José Domingo Sánchez, Director de la Sede Antonio Machado de la UNIA

olivar y aceite de oliva: oportunidades para la formación en la sede antonio machado de baeza de la unia

Con casi el 90% de la superficie agrícola destinada al cultivo y la totalidad de sus zonas rurales dependientes del olivar destinado a la producción de aceite, la provincia de Jaén y este sector estratégico de su territorio afrontan un nuevo período crítico que ni es el primero ni será el último. No es necesario abundar en el panorama de debilidades y amenazas al que se enfrenta el mayor monocultivo de leñosos de toda la Unión Europea: ausencia de participación determinante de los productores en los mecanismos de fijación de los precios en origen; deficiente manejo de los recursos naturales básicos en la fase productiva (erosión, pérdida de biodiversidad, disminución y deterioro de los recursos hídricos), lo que debería ser motivo para hacer autocrítica y, de esta manera, matizar y limitar expresiones como “bosque de olivos” o “dehesa de olivar”; envejecimiento de los jefes de explotación; dificultades para el relevo generacional; atomización de las explotaciones; minifundismo; aparición de nuevos territorios competidores, etc.

El olivar y el aceite de oliva, producto alimentario de magníficas cualidades culinarias y salutíferas, cuentan, no obstante, con fortalezas decisivas. Más allá de las que acabamos de apuntar, que lo han convertido en estrella destacada de la dieta mediterránea, cuya difusión hace tiempo que devino global, dispone por ejemplo de un panorama relativamente halagüeño en lo que a recursos para la formación de las personas que trabajan en el sector se refiere. Por más que la falta de profesionalización en todos los niveles se haya venido aduciendo como motivo básico de las problemáticas estructurales del sector, haciendo repaso y recuento de las instituciones y organizaciones que ofrecen formación obtenemos una buena nómina, que van desde la formación profesional hasta la universitaria en lo que a enseñanza reglada se refiere.

En la sede Antonio Machado de Baeza, la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) ha contado desde sus comienzos con una importante y destacada oferta relacionada con el olivar y el aceite de oliva. Su intento de conectar con la realidad territorial más próxima se refleja de entrada en su propia estructura académica, al contar con el Centro Andaluz para el Desarrollo Rural (CAEDER), desde el que se han coordinado numerosas y continuas actividades destinadas a incrementar la capacitación de quienes la demandan. El paso de los años ha permitido consolidar, en efecto, una oferta académica amplia y bien valorada. Entre los destinatarios se cuentan tanto alumnos universitarios próximos a su graduación y jóvenes titulados en busca de completar su formación para integrarse profesionalmente en el sector; como profesionales que forman parte ya de empresas agrarias y agroalimentarias y buscan una formación específica para el desarrollo de determinados aspectos de su actividad laboral. Tan solo en el período de tiempo que se abarca entre 2008 y 2012, se han impartido un total de 45 actividades formativas, a la que asistieron 1.568 alumnos y 567 profesores.

Más allá de la realización de cursos de formación complementaria, de una duración media de 30 horas, o jornadas aún más cortas como las que se dedican a la capacitación de los operadores en el Mercado de Futuros del Aceite de Oliva (MFAO), la principal apuesta ha sido hasta ahora la organización de cuatro títulos de Experto Universitario, que han tratado de cubrir un amplio panorama de aspectos, y que van desde el diseño de estrategias de marketing adecuadas para la venta del aceite de oliva, a la internacionalización de las empresas, la gestión de comunidades de regantes o la comercialización a través de las tecnologías de la información y la comunicación.

Para el año 2013, el avance de programación contempla cursos de formación complementaria, jornadas y cursos de extensión universitaria que van a abundar en temáticas similares y en los que participan indistintamente el Consejo Oleícola Internacional (COI), otras universidades e instituciones públicas y empresas del sector. Por otra parte, de acuerdo con la vocación y la propia denominación de la UNIA, una parte de ellos se impartirán en países que comparten la cultura del olivar y el aceite, como son Portugal, Marruecos y Túnez.

Carlos Sánchez Laín “Director de la Agencia para el Aceite de Oliva”

Una nueva campaña oleícola y una nueva edición

Ciertamente cada campaña oleícola tiene su personalidad, hasta podríamos decir que tiene su carácter individual, aunque acabemos comparándolas con unas y otras tratando de establecer referencias y sacar conclusiones. Y estamos comenzando una, la 2012/2013, que, a buen seguro, no nos defraudará en cuanto a sus caracteres que podrían ser tan singulares que pudieran configurarla con mucha propiedad.

Para empezar y mirando para atrás, es la siguiente a la que ostenta un record productivo de vértigo: ¡más de 1.600.000 t! No se trata de un récord cualquiera, estamos ante el que ha dejado pulverizado al anterior (campaña 2003/2004) al que ha superado, al cabo de ocho años, nada menos que en un 14%.

Una campaña, la anterior, que fue acumulando sequía mes a mes hasta su conclusión. Pero además de la sequía, nos ha dejó como herencia para la próxima la escasa aceituna procedente de la mala floración y cuajado precario. Y, en tales circunstancias, también nos ha legado un magnífico tesoro líquido de casi 700.000 toneladas de aceite para sumarlas a las que vengan.

Pero es que desde que se inició la actual, los olivares se han regado generosamente con aguas llovidas que no solo han dado lustre a los árboles, sino que han proporcionado a sus escasos frutos un desarrollo excelente. Y aquí estamos discutiendo las previsiones adelantadas con opiniones para todos los gustos. La realidad productiva de nuestro olivar se nos manifestará muy pronto y con rotundidad.

Es el tiempo de la prudencia y la sensatez. Pero también del liderazgo; del liderazgo sereno e inteligente y realmente ejercido, porque el que no se ejerce no existe y en este sector nos corresponde con plena legitimidad. Y de ganar el reto irrenunciable de la imagen y la calidad de nuestros excelentes aceites. Porque ganarlo es imprescindible para poder encarar otros diferentes y cada vez más interesantes y complejos que, más pronto que tarde, tendremos que acometer.

P.D. Y mis mejores deseos de éxito para este nuevo proyecto editorial oleícola que arranca en tiempos de retos y de exigencias de liderazgo.

Rafael de la Cruz, Presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Sierra Mágina

La carrera por la calidad

En las sociedades industrializadas del primer mundo, la demanda creciente de alimentos de calidad por los consumidores obliga a la industria agroalimentaria a producir alimentos que no sólo cubran las necesidades nutritivas, sino que sean además seguros, apetitosos y saludables. Asimismo, existe una creciente preocupación en el consumidor por el impacto que la producción, transformación, y distribución de alimentos ocasiona en el medio ambiente.

Estos hechos determinan que el mercado haya cambiado su fuerza impulsora y su orientación, primando la calidad sobre la cantidad, o lo que es lo mismo, que la industria agroalimentaria pase de fijar objetivos centrados en la producción, a prestar atención preferente a las demandas de calidad del consumidor. El aceite de oliva es un claro ejemplo de ello, aún  más cuando en él esa calidad descrita es su mejor argumento para competir en el mercado, pero claro con la total garantía de esa calidad.

La carrera por la calidad en la que compite el aceite de oliva no tiene línea de meta, ello supone ir elevando los controles sobre el producto de manera que se maximiza el esfuerzo para que la citada calidad se alcance. Por tanto, no se puede entender la calidad como un parámetro que se minimiza hasta el límite inferior permitido, para así cumpliendo con la mínima calidad exigible maximizar los beneficios. La calidad sobre todo en nuestro aceite de oliva es un concepto moral que tiene que dejarse guiar por la aseveración de Henry Ford que decía: “La calidad significa hacer lo correcto cuando nadie está mirando”.

No es posible que el sector del aceite de oliva (productores, almazareros y envasadores-comercializadores) convenza a los consumidores de la calidad de los aceites de oliva, si cada vez que se publicita el resultado de una inspección que señala, a los que no lo hacen todo lo bien que debían al etiquetar el aceite de oliva sobre todo el virgen extra, se movilizan contra los que inspeccionan o ponen en tela de juicio  el método Panel test estableciendo una duda sobre su objetividad. Por el contrario, creo que sería mucho más convincente que el sector estableciera conjuntamente con las administraciones competentes  un plan ambicioso de control de los aceites de oliva, sobre todo de los virgen extra, que llevado a cabo con firmeza y rotundidad diera a los consumidores la certeza de que no se les da gato por liebre;  afianzando la credibilidad de un producto magnífico, el aceite de oliva virgen extra en el que siempre la etiqueta refleje la calidad del producto que ampara, lo que reforzará su apuesta por la calidad.

De la misma forma, la calidad tiene que ver con lo auténtico, que a su vez tiene mucho que ver con la claridad en definir el producto, con la sencillez de su etiquetado de manera que lo que se ponga en la etiqueta  lo entienda todo el mundo. Tenemos que exigir, si estamos convencidos de que la estrategia del aceite de oliva es la calidad, que una etiqueta de aceite de oliva no se parezca en nada al vulgarmente llamado “recibo de la luz” que nadie lo entiende, cumpliendo así el objetivo de confundir de los que lo emiten. Por el contrario, las etiquetas deberían reflejar las  características del aceite de oliva de manera que las entiendan meridianamente todos los consumidores eliminando la confusa definición de los tipos de aceite de oliva. Es tiempo de trabajar para conseguirlo, porque la confusión es un mal compañero en la carrera por la calidad.

José Enrique Fernández de Moya – Alcalde de Jaén

Aceite de oliva, paraguas de la crisis económica en jaén

El aceite de oliva debe convertirse en nuestra principal baza para acabar con el aumento del paro en nuestra provincia y, por ende, con la situación de crisis económica por la que atraviesan decenas de miles de jiennenses en la actualidad.

El olivar ahora más que nunca requiere del compromiso de las instituciones públicas para activar un sector privado que sustenta a miles de familias en nuestra provincia.

Como máximo responsable del Ayuntamiento de Jaén he de reiterar mi más firme apuesta por promover acciones que redunden en beneficio de este sector que ahora más que nunca debe convertirse en motor del desarrollo económico en nuestra ciudad, pues Jaén es valorada y reconocida como la capital mundial del aceite de oliva.

Decenas de miles de jiennenses viven hoy del olivar. Productores y recolectores trabajan para levantar un sector que ha tomado el pulso a la crisis.

Debemos entre todos, administraciones públicas, agentes sociales y económicos, buscar fórmulas que garanticen un futuro sostenible para este eje de nuestro crecimiento.

No hay que olvidar que la provincia supone el 20% de la producción mundial de aceite de oliva y que muchas familias dependen, íntegramente, de lo que obtienen del olivar. Este sector, por tanto, nos permite vivir en una tierra dedicada durante siglos a este cultivo milenario.

Debemos defender los intereses de los olivareros e intensificar las acciones de apoyo a la producción e internacionalización del aceite de oliva, en definitiva, se trata de no perder nuestra seña de identidad pues además constituye un producto sano y saludable.

La unión hace la fuerza. Por este motivo, desde la lealtad institucional que le debemos a esta sociedad y al sector del aceite en particular, y para que Jaén deje de ser la gran olvidada y sea escuchada en Bruselas, debemos luchar y trabajar juntos para incrementar aún más las exportaciones de nuestro oro líquido, solo así conseguiremos ganar esta batalla por la creación de empleo en Jaén.

José Enrique Fernández de Moya – Alcalde de Jaén

Carmen Rísquez Cuenca – Presidenta del Consejo Económico y Social

Otro momento trascendental para jaén y para el olivar

El peso del sector primario en la economía provincial es un hecho incuestionable, al igual que reconocer que la principal fuente de riqueza se centra en el olivar. De hecho, tanto el sector primario en general como el olivar en particular han ocupado desde siempre un lugar importante en las reflexiones y los debates del Consejo Económico y Social de la provincia (CES), lo que se ha visto reflejado a lo largo de estos años en trabajos, estudios y dictámenes, así como en la misma Memoria Socioeconómica y Laboral que se realiza con periodicidad anual. Por todo ello, tanto en los citados estudios como en las Jornadas y Foros organizados con el objetivo de abordar distintas cuestiones relacionadas con el olivar y establecer las estrategias que mejor defiendan los intereses provinciales, la nueva reforma de la Política Agraria Común (PAC) viene ocupando  una parte importante de nuestro tiempo y nuestro trabajo, ya que  cualquier avance en los planteamientos de la PAC tiene y tendrá una repercusión significativa en nuestra provincia, tanto a nivel económico como social.

Es por esta razón por lo que, en el momento de escribir estas líneas y ante la próxima reforma de la (PAC), no puedo dejar de recordar una situación muy similar que vino a coincidir con los primeros pasos de este CES, creado en el año 1996. En aquellos momentos, se empezaba a hablar de la Reforma de la Organización Común del Mercado (OCM) del aceite de oliva,  impulsada por el entonces Comisario de Agricultura Franz Fischler. Su Informe y su propuesta, que contemplaba suprimir la ayuda a la producción por la subvención por árbol, consiguió que se movilizaran en contra de la reforma todos los sectores implicados. La provincia de Jaén y el CES provincial protagonizaron en aquel momento grandes movilizaciones, en un acto de lucha por el sector y de defensa de nuestro olivar.

En estos momentos, en los que, por una parte, las propuestas del nuevo presupuesto para el período 2014-2020, del que se está hablando de manera insistente en estos días y que podría afectar de una manera significativa a la PAC, y, por otra, los distintos borradores que se han ido conociendo de la nueva PAC y que no auguran nada bueno para nuestra provincia, la inquietud en el sector parece estar plenamente justificada. En este sentido, el CES provincial viene incidiendo en una serie de recomendaciones que han quedado recogidas en su Memoria anual, de las que creo conveniente destacar aquí la necesidad, en primer lugar, de mantener el presupuesto actual de la PAC, y, en segundo lugar, de conservar la distinción  entre hectáreas productivas y no productivas. El CES considera, de hecho, que no pueden ser consideradas de la misma manera la tierra que genera valor y empleo, que además lleva años haciéndolo y generando los derechos actuales, y la que no ha producido nunca ni lo hará, por lo que es inaceptable un pago por hectárea que trate a toda la tierra por igual. Por último, el CES incluye también entre sus recomendaciones la necesidad de que la PAC establezca medidas destinadas a la mejora de los mercados con el fin de asegurar el futuro del sector a través de la organización de la oferta y la regulación de los mercados, dotando económicamente para ello a organismos específicos a tal fin.

Estamos, pues, ante otro de esos momentos trascendentales para el futuro de nuestra provincia, de nuestro olivar. Una vez más, es necesario buscar la unión entre las distintas administraciones, los agentes económicos y sociales y la ciudadanía para hacer oír su voz y sus propuestas. En ello, como en sus inicios, estará presente el CES.