La secretaria general de Agricultura y Alimentación, Isabel García Tejerina, ha abogado por unas “políticas agrarias nacionales y supranacionales coordinadas y que dispongan de instrumentos que corrijan o atenúen los desequilibrios del mercado”, a la vez que apuestan por un incremento sostenible de la producción agraria y que sean compatibles con el buen funcionamiento de los
mercados. Así lo ha manifestado en el seminario internacional sobre volatilidad de los precios
en la alimentación “Food price volatility: looking for viable policy approaches” que, organizado por el proyecto Ulisses, de la Comisión Europea, el Banco Mundial y la FAO, se ha celebrado en Madrid.

García Tejerina ha subrayado la necesidad de una estabilidad en los precios para el buen desarrollo de la actividad agraria, y ha señalado cómo las tensiones existentes entre la demanda y la oferta son las principales responsables de la volatilidad de los precios, “cuyos efectos la globalización se encarga de transmitir rápidamente a los mercados internacionales”.

La oscilación de los precios, ha señalado García Tejerina, tiene graves efectos negativos, tanto entre los productores, por las incertidumbres que les genera, como entre los consumidores de los países con menores rentas, para los que puede suponer mayores dificultades de acceso a los alimentos y, en consecuencia, mayor inseguridad alimentaria. Además, ha añadido, los períodos de gran inestabilidad de precios en los productos básicos “desalientan las inversiones en agricultura y la investigación agrícola, lo que tiene consecuencias negativas sobre la oferta mundial de alimentos”.

Frente a esos condicionantes ha planteado la necesidad de adaptar las políticas agrarias, “para que sean capaces de seguir cumpliendo sus objetivos”. En el caso europeo, ha explicado que la PAC se ha reformado sucesivamente para adaptarse a las nuevas reglas internacionales, con   lo que se han reducido, de manera importante, las intervenciones públicas y aquellas medidas que podían suponer una mayor distorsión de los mercados.

Se trata, ha señalado, de mantener el equilibrio entre la eliminación de las barreras comerciales para fomentar el aumento de las transacciones y la continuidad de algunos mecanismos que consideren la singularidad del sector agrario. “Todo ello con un adecuado tratamiento a los países en desarrollo” ha matizado García Tejerina.

También ha destacado como otro factor condicionante las adversidades climáticas que afectan la fragilidad de los sectores agrícola y ganadero. Para hacer frente a esos riesgos, la secretaria general ha puesto como ejemplo el Sistema Español de Seguros Agrarios. “Un modelo público-privado que es un referente para otros países, y que ha sabido evolucionar hacia la universalización del seguro”, ha subrayado García Tejerina.

De cara a la estabilidad de los agricultores en el ejercicio de su actividad, ha destacado también la participación de España en el Sistema Global de Información de Mercados (AMIS), una iniciativa del G-20, dentro del Plan de Acción sobre Volatilidad de los Precios y la Agricultura que, a través de esta  plataforma, “está destinado a mejorar la transparencia de los mercados agrarios, a facilitar la disponibilidad de información y mejorar la coordinación y la capacidad de respuesta”
ha señalado la secretaria general.

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