Unas pautas correctas de alimentación se han demostrado especialmente útiles en la prevención para algunas de las principales dolencias que aquejan a la población mundial. Pero no siempre es fácil discernir en nutrición que es correcto y que no lo es. Por esa razón, en el año 2007 The Culinary Institute of America y la Harvard T.H. Chan School of Public Health se embarcaron en un ambicioso proyecto para poner en marcha un foro que, basándose en los últimos hallazgos de la ciencia, ofreciera al colectivo médico pautas precisas sobre como comer de una forma más saludable. Así nació la iniciativa Healthy Kitchens, Healthy Lives®. Y si hablamos de pautas alimentarias respaldadas por la ciencia, ahí destaca la Dieta Mediterránea, sin lugar a dudas la más estudiada por equipos de investigadores de todo el mundo.

En la edición de este año, la Conferencia ha puesto su foco en el efecto cardioprotector de este modelo alimentario. Para ello ha contado con la experiencia del epidemiólogo español Miguel Ángel Martínez, que ha participado en algunas de las principales líneas de investigación. El profesor y director del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra y colaborador del Harvard T.H. Chan School of Public Health, impartió un taller titulado “La Dieta Mediterránea y la salud cardiovascular: de la investigación a la estrategia culinaria”, en el que repasó las principales evidencias que aconsejan adoptar este patrón alimentario.

“El Estudio PREDIMED ha demostrado, más allá de cualquier duda, que seguir este patrón alimentario, rico en aceite de oliva virgen extra y frutos secos, reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares en torno a un 30%”. De hecho, durante su presentación, el doctor Martínez hizo hincapié en el papel central que las grasas saludables tienen en este modelo, es especial el aceite de oliva virgen extra, “es bien conocido el efecto antioxidante, antiinflamatorio y antibacteriano de su consumo”. Destacó, asimismo, que hay que acabar con la falsa creencia instalada entre una parte del colectivo médico de que las grasas en general son insalubres:

“Hay que cambiar ese paradigma. Ahora sabemos que hay grasas buenas y grasas malas. Y que los aceites de oliva contribuyen a tener una mejor calidad de vida. Eso es indiscutible”. Finalmente, el doctor Martínez destacó que no se puede desligar la Dieta Mediterránea de un estilo de vida en el que el disfrute de la comida es parte fundamental de su éxito. En ese sentido, el taller también propuso a los asistentes un acercamiento a este modelo de alimentación milenario desde el disfrute culinario. Para ello se contó con la participación del chef español Daniel Olivella, que lleva cuatro décadas ejerciendo de embajador de la Dieta Mediterránea en Estados Unidos. Tomando como base el aceite de oliva virgen extra, elaboró varios platos. Prestó especial atención a su uso en sofritos y en guisos, donde los aceites de oliva son imbatibles, por su resistencia a las altas temperaturas.

Asimismo, elaboró varios platos que el público asistente a la Conferencia pudo disfrutar, como escabechados de atún y de pollo, samfaina (ragout vegetal típico de Cataluña), una paella de verduras o el arroz negro con alioli.

La Interprofesional del Aceite de Oliva Español apoya esta iniciativa con el fin de educar a los profesionales de la salud y la gastronomía sobre las bondades saludables del consumo de una Dieta Mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra. El presidente de la Interprofesional, Pedro Barato, destacó que el consumidor de los Estados Unidos está especialmente preocupado por lo que come: “Sabemos que la salud atrae a nuevos consumidores. En ese sentido nos felicitamos por la reciente iniciativa del Gobierno de los Estados Unidos que ha aprobado una nueva alegación saludable en la que reconoce la contribución del consumo de los aceites de oliva, por su alto contenido en grasas monoinsaturadas, para mantener una correcta salud cardiovascular”.

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