El olivar tiene que ganarse su futuro

Finales de 2012. Después de más de tres años vendiendo aceite muy por debajo del umbral de la rentabilidad, el sector olivarero alcanza al fin buenos precios. Buenos en un panorama tan desfavorable para el olivar que el hecho de que se haya incrementado el coste del producto en origen no muestra sino una crítica realidad, que el precio del aceite ha subido, pero por la peor de las causas y en el peor de los momentos. La escasez de la presente cosecha, confirmada en el campo jienense y español en general y por el aforo oficial es el único motivo de este incremento.

Lejos de centrarse únicamente en cómo aprovechar esta subida puntual y coyuntural del precio, el olivarero debe pensar que habrá buenas cosechas futuras y que obtener un beneficio cuando el aceite sea abundante debe de ser su objetivo. Apostar por el sector a medio y largo plazo a través de planes de modernización es la opción que ASAJA-Jaén propone desde hace años, mucho tiempo antes de que la buena oferta de aceite tirara el precio por los suelos. Nuestro olivar está abocado a sufrir planes de modernización y reconversión en los próximos años para poder hacerse competitivo frente a las nuevas plantaciones de la UE y del resto países o ciudades españolas. No nos queda otra. Las fronteras son cada vez más transparentes y, por tanto, esta competitividad será también internacional. En las provincias aledañas a Jaén ya vemos nuevas plantaciones de olivares intensivos y superintensivos que crecen cada año. Producen más y más barato, claves para que el agricultor obtenga una buena renta con menores gastos. Sus dueños sí cuentan con un olivar rentable y competitivo.

Jaén, provincia hegemónica en producción de aceite de oliva no puede dejar de serlo. Se debe despertar ya del adormecimiento que está sufriendo nuestro olivar, quizá causado por el hecho de tener derechos históricos de producción acumulados a través del anterior sistema de cobro de la subvención. El peligro incipiente de una reforma profunda de la PAC debería ser más que suficiente para que todos los poderes públicos trabajasen urgentemente, con los olivareros al frente, con el fin de lograr conseguir que nuestro olivar se gane el futuro que tan necesario es para una provincia donde el predominio del monocultivo es la razón de ser de sí misma y de sus gentes.

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