y por fin llegó la cosecha… al mundo

Son 12 meses de espera, de incertidumbre, de alegrías y miedos. Pasan despacio, lentos, imprevisibles y de una forma que sólo los agricultores somos capaces de entender. Muchos años atrás, en un tiempo que ya casi ni recuerdo, cuando mi vida transcurría fuera del mágico mundo del aceite y del eterno de la madre naturaleza, los hitos que iban marcando el cada vez más veloz paso del tiempo se relacionaban con el perezoso verano o la entrañable Navidad, ahora mis años los van desgranando el inicio de la cosecha, las situaciones se ubican a su alrededor  y nuestras esperanzas siempre llevan su nombre.

Los aceites nuevos, fragantes, verdes, intensos casi salvajes vuelven a revolucionar nuestros sentidos y a estallar en nuestras bocas, sensaciones que casi habíamos ido olvidando y que nos vuelven a sorprender con la misma frescura, con la misma espectacularidad, todos los años. Es ese momento, entre el calor del verano que se va apagando y los grises días del invierno incipiente, el momento más mágico del año, el momento donde el milagro se materializa.

Cuando hace ya algunos años empezamos a recorrer mundo con los aceites de oliva virgen extra jiennenses bajo el brazo, la cosecha no era un tema de conversación. Los aceites no parecían tener un principio ni casi un fin, simplemente existían sin demarcación espacio temporal concreta, como si siempre fueran adultos y no tuvieran historia. Todavía recuerdo las caras de asombro en algún recóndito lugar del mundo, al comentar que para esta o aquella determinada edición o varietal “había que esperar a la nueva cosecha”. Pregunta obligada era siempre el .. ¿pero cuándo es la cosecha? ¿Es qué hay cosecha? Sí, sí hay cosecha y es el momento más intenso del año, el más enriquecedor el más temido y el más deseado.

Poco a poco, con la ayuda de cosecheros esforzados de todas las regiones y comarcas, viajeros y pioneros de los aceites de España hemos conseguido que fuera ya de nuestras fronteras, pregunten y sigan a nuestras cosechas, tiemblen los nervios al aproximarse octubre, se siga paso a paso la creación de los zumos y se rece por las catas. Ya los aceites vírgenes extras tienen edad y nacimiento, ya las cosechas tienen calificativos, colores y sabores. Ya no es sólo una fiesta nacional, es la fiesta de los que amamos al noble árbol del olivo y veneramos sus frutos, de aquellos que vivimos con intensidad los vírgenes extra, y esto ya no tiene fronteras.

 

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