Los olivareros de Jaén han salido a la calle, han paralizado el tráfico viario en sus cuatro arterias principales y han compartido su crítica situación con el resto de los ciudadanos, pese a las molestias causadas, que por otra parte son inevitables. La protesta ha constituido, en líneas generales, un rotundo éxito y ha sido nuevamente histórica. Tienen todo el derecho del mundo a la movilización y le asiste la razón. Dicho esto, para lo que no hay nada que objetar, sólo cabe mostrar nuestro total respaldo para cambiar esta preocupante situación. Sí puntualizar que la campaña dura doce meses y hay que tener las ideas claras a lo largo y ancho de la misma, porque además de producir aceites hay que saberlo vender con valor, aumentar la demanda y para ello se requiere una mayor dotación presupuestaria en promoción y comercialización.
Ahora bien, no conviene perder la perspectiva ni buscar polémicas estériles, ni falsos debates, ni muñecos a los que disparar gratuitamente, ni distraernos sin tener claro a dónde hay que ir, además de no mezclar churras con merinas. Hay que exigir precios justos, por supuesto. Pero para ello hay que tener en cuenta que eso forma parte de un conjunto de factores y medidas, entre ellas, saber vender el aceite de oliva a precios equilibrados, no a pérdidas, impulsar la autorregulación sin colisionar con las normas de competencia y aumentar el consumo, además de impulsar otras medidas correctoras. Las movilizaciones están muy bien para poner de manifiesto el contexto en el que estamos y la alarmante situación que padecemos, sobre todo en el olivar tradicional, pero hay deberes pendientes que todos deben de hacer, las administraciones y el propio sector productor también. Y están más que dichos y redichos. Conviene no olvidarlo.
Si de verdad queremos ayudar a este sector productor que pasa actualmente por un delicado momento lo mejor es comprar más aceites de oliva con más valor económico, consumir mucho más la mejor y más saludable grasa vegetal, y, sobre todo, pagar por ello precios justos y dignos, sin banalizarlo. Pero no un día, ni dos, todo el año. La calidad de este producto hay que pagarla. Ni más ni menos. Flaco favor haremos si a partir de ahora nos quedamos de brazos cruzados o si miramos para otro lado para no afrontar realmente y con determinación los problemas. Conviene hablar menos, si se me permite el consejo, negociar más y mejor en los foros de poder y tener una visión más orientada al mercado, porque, por lo demás, este sector está haciendo las cosas bien, en líneas generales, aunque algunas otras sean manifiestamente mejorables.
Asensio López
Director de Oleum Xauen