El ministro Planas tiene esta próxima semana una apretada agenda con los representantes de la cadena de valor del aceite de oliva y la aceituna de mesa, con cuyos responsables de las organizaciones y colectivos del olivar y del aceite de oliva mantendrá diferentes encuentros para finalizar el viernes con los consejeros de Agricultura. Muchos son los asuntos de candente actualidad y de interés informativo para los que hay que poner toda la carne en el asador: bajos precios, la PAC, los aranceles de EE UU, el almacenamiento privado, la situación de incertidumbre tras la alerta sanitaria por la crisis del coronavirus… y todo ello con un denominador común: la escasa rentabilidad y la poca retribución que perciben los que producen y elaboran el producto santo y seña de España.
Tras el invierno caliente y la primavera del resistiré en el sector oleícola, ahora llega el verano seco sin que se hayan disipado los negros nubarrones que cada vez más se ciernen sobre el sector y sin que se hayan resuelto los principales problemas que aquejan al olivar y el aceite de oliva. Y todo ello con la amenaza de nuevas movilizaciones para exigir la defensa de este sector productivo que es estratégico, fuente de generación de riqueza y de empleo. Un sector que reclama precios justos en el mercado de origen y que demanda amparo para el olivar tradicional. Es un buen momento para reivindicar unidad, pero no de boquilla; crear alianzas de verdad, buscar soluciones y compromisos convincentes con este milenario cultivo del que viven miles de familias y con este apasionante producto que hay que colocar en el lugar que honestamente se merece. Y eso es responsabilidad de todos. Deber de todos, que no se nos olvide.
*Asensio López, director de Oleum Xauen