COAG-Jaén considera que el olivar jiennense necesitaría como mínimo que lloviese entre 70/80 litros por metro cuadrado entre septiembre y octubre, no ya para esta cosecha cuyo fruto está hecho y sólo puede perder, sino para la siguiente, que se está viendo ya afectada.
Las escasas lluvias caídas en la provincia de Jaén, menos de las previstas, da lugar a una situación de desesperanza en el sector del olivar jiennense que vive una situación compleja con escasas previsiones de cosecha de aceite, aún menores por cada día que pasa sin precipitaciones, alerta la organización agraria.
Según técnicos de la COAG en Jaén, el olivar de secano es el más afectado, y prácticamente irrecuperable, sin cosecha en término generales, y escasa o mínima en algunos lugares más frescos, en zonas muy concretas de Alcalá la Real o Pegalajar, donde no llegará al 20 % de cosecha. Incluso se ha detectado que hay olivos de secano que han comenzado a secarse por la falta de agua.
El olivar de secano se ha visto afectado por un invierno seco, unas lluvias en primavera tardías y nulas en los siguientes meses. Los olivos movilizaron la trama y florecido tarde, y con poca fuerza. Un problema generalizado en todos los países productores de la cuenca mediterránea según los informes de la Comisión Europea.
Además, la primera ola de calor de mayo marcó la producción en las parcelas que estaban en floración, especialmente en zonas de campiña, como Mengíbar, Villanueva de la Reina, Espeluy o Guarromán, donde la flor se quemó y no quedó nada. La ola de calor del mes de junio afectó a algunas parcelas de zonas de sierra que florecen más tarde.
Por su parte, los olivos de regadío están perdiendo kilos de aceite por días, debido a la falta de precipitaciones y a la escasa dotación de agua de riego. Es en el mes de septiembre cuando se produce el aceite en el fruto, escaso por la sequía, pero para ello es necesario que llueva.
En el olivar de riego se dan tres casos. Aquellos que empezaron a regar pronto, y pueden tener una cosecha media de fruto, pero ahora se enfrentan a la situación de que, con la dotación de agua casi agotada, necesitan que llueva para tener aceite. A esto se suma que han gastado mucho en energía, electricidad para poder regar, y sus costes de producción serán muy altos.
Hay otros olivareros que han optado por regar desde el principio con riegos más espaciados y menores, que tienen de forma general, una cosecha de fruto media baja, sus gastos en electricidad son menores, pero que necesitan la lluvia para que la aceituna tenga aceite.
Finalmente hay olivos de riego, pero que se abastecen de pozos profundos. Han podido regar, pero les ha servido para mantener el olivo, con una escasa o sin cosecha.