A falta de que se hagan públicas las estimaciones oficiales en el otoño, la próxima campaña oleícola 2023-2024 en España podría ser similar a la actual y condicionada siempre a las condiciones meteorológicas, sobre todo a la aparición de las lluvias en la otoñada y al rendimiento medio graso.

Por ello, las fuentes consultadas por Oleum Xauen consideran que las cifras de la venidera cosecha podrían ser muy parecidas a las de la actual campaña, que ya encara su recta final y en la que se han contabilizado en España 663.000 toneladas de aceites de oliva, de las que más de 511.000 se han obtenido en Andalucía, con Jaén a la cabeza, con cerca de 180.000, la segunda peor campaña del siglo XXI en términos cuantitativos en todos sus indicadores, salvo en los precios en el mercado de origen, que están de largo en máximos históricos.  

La aceituna ya ha completado a mediados de julio su primera fase de crecimiento del fruto con el endurecimiento del hueso, por lo que a partir de ahora entra en un proceso de parada ante las altas temperaturas y esperando que las semanas previas al otoño y en la época otoñal las lluvias consigan mejorar el desarrollo del fruto a la espera de su óptimo estado de maduración para la recolección temprana y la posterior recogida generalizada..

Las estimaciones hay que analizarlas con las debidas reservas y la prudente cautela  que conviene tener ante un escenario tan complicado aún para hacer pronósticos fiables y avances de cosecha con cierto rigor y solvencia sobre la próxima cosecha de aceituna y de aceite de oliva para la campaña 2023-2024, aunque una segunda aproximación tras la realizada por Oleum Xauen a primeros de junio nos deja unas sensaciones y unas primeras impresiones que siguen siendo malas.

Por ello, de confirmarse esta situación podríamos estar ante una situación inédita, nunca vista, sin precedentes, dos cosechas consecutivas bajas, cortas y con tintes de drama y de desastre en algunas zonas, una venidera cosecha gemela o prima hermana de la anterior, que ya fue mala sin paliativos. 

Un presagio que tendrán que confirmar, en cualquier caso, los aforos oficiales conforme avancen las semanas, así como los datos de la producción final allá por el mes de marzo.  Queda claro, por consiguiente, que estamos ante un ejercicio de estimaciones, de vaticinios y de predicciones oficiosas, sin cifras probatorias ni sostén argumental acreditado en datos objetivos, son simplemente apreciaciones y percepciones personales sobre cómo valoran la cosecha en ciernes.

Y eso porque esta próxima cosecha tampoco ha sido ajena a las adversas condiciones meteorológicas, sobre todo de las altas temperaturas que se han unido a la pertinaz sequía, circunstancias climatológicas que han configurado otra bomba de relojería que ha tenido una incidencia directa y más que negativa en todo el proceso de floración, polinización y cuajado del fruto en la provincia de Jaén, el territorio mundial más productor de aceites de oliva, en el que las lluvias de mayo llegaron tarde para tener una influencia decisiva en la conformación de dicho fruto, aunque han servido en parte para aliviar y consolidar su desarrollo vegetativo posterior.

Por ello, el presumible poco aceite que se producirá hará que inevitablemente el consumo baje y no se descarta que se puedan desencadenar tensiones como consecuencia de la escasa oferta en un mercado con precios de los aceites de oliva en máximos históricos por ese desequilibrio entre la oferta y la demanda, un escenario que invita a pensar en un enlace cortísimo (456.000 toneladas a 30 de junio) para abastecer a los mercados a partir del próximo mes de octubre cuando se empiecen a producir los aceites premium de la recolección temprana en un mercado que se tendrá que autorregular de forma inexcusable.

Aunque es pronto para dar cifras, la gran mayoría del sector oleícola consultado por Oleum Xauen tiene claro que la venidera cosecha será similar a la de esta campaña 2022-2023 por la que aún transitamos y que en algunas zonas podría retrotraernos a la catastrófica 1995-1996 de infausto recuerdo, con sólo 336.000 toneladas en España y casi 97.000 en la provincia de Jaén, eso sí con una superficie productiva mucho menor que la actual.

El director de la Asociación Española de Municipios del Olivo (AEMO), José María Penco, considera que la situación es de “mucha incertidumbre”, y puesto a dar una cifra se inclina entre la horquilla de las 600.000 y las 800.000 toneladas. El responsable de la Sectorial de Aceite de Oliva de Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía y presidente del Grupo Jaencoop, Cristóbal Gallego, cree que será “una campaña muy parecida en aceituna y en aceite a la del pasado año”, aunque dependerá del rendimiento graso. “El rendimiento va a estar condicionado a las condiciones climáticas de aquí a la recolección y va a depender mucho de un adelanto de las lluvias en otoño”, subraya.

El consultor estratégico Juan Vilar estima entre 700.000 y 900.000 la producción de aceites de oliva en España, y eleva la cantidad hasta 2.650.000 en el mundo. Mientras, el gerente del Grupo Interóleo, Esteban Momblán, sostiene que es “pronto” para hacer vaticinios; pero, en cualquier caso, avanza una producción de entre 150.000 y 170.000 en la provincia de Jaén, y para España pronostica entre 600.000 y 700.000 toneladas de aceites de oliva.

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