Enfilamos la recta final de esta campaña oleícola que en España ha sido mala sin paliativos y que tristemente podría ser incluso mejor que la venidera por cuanto la disponibilidad de aceites de oliva apunta a que puede ser inferior a la vista de la baja estimación de cosecha que se espera y del escaso enlace de existencias, lo que hará que merme la cuantía final, salvo que la situación mejore en el contexto mundial, con las negativas repercusiones que esta situación tiene a todos los niveles.

Una circunstancia que invita a pensar en un hipotético incremento de las importaciones en la campaña 2023-2024 para contrarrestar la escasa oferta y para que el consumo no baje aún más, después del gran esfuerzo en promoción efectuado estos últimos años y que puede quedar tocado en parte por los precios del producto, que se sitúan en máximos históricos.  

Sería deseable, ahora que estamos ante el momento de la verdad por esta importante cita electoral, de las propuestas y de la oferta programática, que se hablará más de soluciones para los problemas que acucian al olivar y a los aceites de oliva, de medidas y de qué ofrece cada formación política para los que quieren seguir viviendo dignamente de este sector tan estratégico que tanto enamora. Por eso conviene alejarse del atronador, insustancial y lamentable ruido político, y sería recomendable que se aparcaran los vanos y estériles argumentarios y los manuales de campaña. Hablen, debatan y propongan soluciones a los problemas de la gente.

Por eso, estamos ante una situación que considero crucial, ante la que hay que aplicar toda la inteligencia posible, a partes iguales con audacia, esfuerzo y compromiso para auxiliar a un sector que lo necesita de manera inexcusable y con urgencia, sobre todo en materia laboral para que no quede desprotegido. Las administraciones no pueden escurrir el bulto y mirar para otro lado. Es tiempo de dar la cara para que la gente del sector no se quede en el camino. Por eso, sería bueno que digan sus propuestas y las recetas que tienen para mejorar y echar una mano, o las dos. ¡Qué menos! Háganlo por calidad democrática, dejen el ruido político y sean útiles a un sector que verdaderamente lo necesita.

*Asensio López, director de Oleum Xauen

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