
No me parece ni justo ni de recibo los palos que se está llevando el aceite de oliva a raíz de la situación de precios en máximos históricos por la que transita. Flaco favor le estamos haciendo a un producto y a un sector acostumbrado desde siempre a los dientes de sierra, a la falta de estabilidad en las cotizaciones y a una extraordinaria volatilidad, por lo que necesita desde hace décadas mejorar su estructuración, su dimensión y su fortaleza, sobre todo, en el eslabón de la producción.
Ocurre, sin embargo, que este sector es muy heterogéneo y por consiguiente los intereses no son los mismos para todos, al igual que las urgencias que puedan tener tampoco. Bien es verdad que la situación de precios es inédita y que es un producto básico en la cesta de la compra, pero también es desconocida que la producción sea muy corta y baja a lo largo de dos campañas consecutivas producto de la crisis climática que ha hecho menguar drásticamente la producción.
Yo no sé si hay especulación o no, aunque creo que hay poco margen para ello al haber unas reducidas existencias. En mi opinión, el quid de la cuestión reside en que no hay producto, es escaso como consecuencia de la insuficiente cosecha de esta campaña que ya enfilamos su recta final y porque la venidera no presagia nada mejor. Pues no va a paliar ni a aliviar este estado de carencia y carestía, según las estimaciones no oficiosas con las que trabaja el propio sector desde hace meses.
A mi juicio el mejor mensaje que podemos lanzar es el de abogar por la contención, por la verbal también; y en caso contrario, que es muy legítimo que cada cual se exprese como quiera, sería deseable que se pronunciarán con propiedad y con rigor, partiendo de la máxima de que si no hay producto o es muy escaso, éste se encarece inexorablemente. Al igual que ocurre en caso contrario. Lo ideal es trabajar por estrategias que abunden en el término medio y en la moderación, que es donde dicen que está la virtud, sin estar todo el día retransmitiendo esta atípica e infrecuente situación. Entre otras cosas porque poco se puede hacer, salvo que llueva y que llueva mucho. Tratemos de buscar el equilibrio que satisfaga a productores y consumidores. No le den más vueltas.
*Asensio López, director de la revista Oleum Xauen