
La Fiesta del Primer Aceite de Jaén ha cumplido su primera década de fructífera andadura. Diez años de reseñable y notable éxito que dejan buen sabor de boca por la demostración de poderío, de autoestima y por la revolución que ha supuesto la recolección temprana en el territorio máximo productor del mundo. Una provincia como la jiennense que se ha hecho también merecedora sin discusión alguna del liderazgo en términos cualitativos con un gran posicionamiento conseguido con los AOVEs de alta gama al ser punta de lanza para los venideros aceites más maduros e incluso de los graneles.
Por eso la provincia de Jaén se debe felicitar por este logro colectivo, por esta gran idea que impulsa y desarrolla este evento oleoturístico con el que se da el banderazo de salida a la nueva campaña. No deben doler prendas en felicitar a la Diputación Provincial de Jaén por esta meritoria, útil y beneficiosa iniciativa, que cuenta con la colaboración de la Junta y del Ayuntamiento organizador. Una institución supramunicipal que desde el principio, desde el minuto cero y después con la incorporación de mejoras y novedades, facilitó la labor para que el sector productor la hiciera suya con el fin de que los néctares de aceituna premium, los de aceituna verde y en envero, sean los auténticos y únicos protagonistas de este escaparate. Los de este ejército de zumos de fruto fresco que conforman los picuales de Jaén y su provincia.
Justo es reconocer esta iniciativa, pero no abusar del halago por eso de que dicen que dicho en demasía debilita. Entiendo que por ello hay que estar con los ojos y los oídos muy abiertos para limar lo que haya que limar, mejorar lo que sea manifiestamente mejorable y atender y escuchar las sugerencias, opiniones y recomendaciones que se puedan plantear de manera sensata y con unos mínimos de sostén argumental.
Esta feria de 2023 en el Paseo de Linarejos nos deja un buen sabor de boca. Ha habido, pese a la situación difícil y complicada, alegría e ilusión contenida entre los productores, más allá de si han vendido más o menos de vistosas y estilosas botellas de oro verde. Tengo la percepción de que el sector fue más unánime en cuanto a resaltar la del pasado año como la mejor de esta decena de fiestas, aunque esta no desmerece en absoluto. Es más, el marco del Paseo la ha hecho más hermosa y funcional.
Y aprovecho la ocasión para subrayar que en gran parte del sector productor hay un sentir mayoritario, que no unánime, de que debería celebrarse cada año en Jaén, sin que eso no sea incompatible con otras de menor tamaño en municipios o en comarcas. Me argumentan, según la opinión que he podido pulsar, que Jaén reúne todas las condiciones necesarias y evidentemente una mayor población. Sí tienen claro, de manera rotunda, que en cualquier caso no debe de rotar en más de tres o cuatro municipios. De ahí que su carácter itinerante tiene que estar alejado de localismos y personalismos, y sustentado en criterios técnicos.
Por lo demás, me ha llamado la atención, pese al récord de participación, algunas clamorosas ausencias de empresas punteras en este encuentro para el que defiendo que habría que hacer piña y cierre de filas al objeto de engrandecerlo aún más. Y, además, he visto una gran disparidad de precios en la venta de botellas. Algo que, no obstante, es muy legítimo en un mercado que es el que manda y en el que cada empresa juega sus cartas con las estrategias de mercado que mejor considera. Por lo demás, felicitémonos por este nuevo éxito de la Fiesta del Primer Aceite, que tendrá su continuación el próximo fin de semana en Vitoria. Una vertiente exterior que supone una nada desdeñable campaña de promoción para los aceites de oliva de Jaén. Enhorabuena a todos los que la hacen posible.
Asensio López, director de Oleum Xauen