Ahora que estamos inmersos en plena campaña electoral por las elecciones europeas del 9-J es el momento oportuno para que las formaciones políticas hablen de manera sosegada de propuestas para debatir sobre agricultura y para conocer sus posicionamientos con el agro con el fin de confrontar ideas sobre los proyectos que plantean. Más allá de la brocha gorda, del ruido, de la espuma que genera la confrontación electoral y de generalidades varias que solo generan más confusión, desafección y desinterés, me gustaría saber y conocer qué propone cada partido político, aparte de tanto atizar al contrario, en una campaña en la que se mezclan churras con merinas, se abusa del argumentario hueco y hay poca concreción de la oferta programática. Por no hablar de los eslóganes facilones y de las frases hechas que muchas veces suponen un insulto a la inteligencia.

Por eso me gustaría saber si respaldan, sustentado en medidas precisas y nada ambiguas, una Europa más social, de menos recortes, de más corrección de los desequilibrios, de más calidad de vida, de más unidad y de la reducción de brechas en una Europa común o que aspira a serlo aunque parezca una utopía por los intereses tan heterogéneos existentes entre territorios, sociedades y sensibilidades políticas. Es hora de generar más confianza, de ganar en credibilidad y de aumentar la calidad democrática. Y de creer más en Europa.

No hace falta decir a estas alturas los grandes beneficios que ha reportado la entrada de España en la Unión Europea, y no sólo en el sector primario, sino a todos los niveles. Por eso no malogremos un proyecto que ha representado en sí mismo y en sus objetivos una iniciativa exitosa y provechosa, aunque haya podido ser manifiestamente mejorable en algunos ámbitos, pero del que no hay duda del que se han recogido, en líneas generales, buenos frutos año tras año en esta Europa de los 27 estados miembros soberanos. Por eso, estas elecciones, como todas, son importantes y hay mucho en juego, también en la agricultura, en general, y en olivar, en particular.

Por eso, hay que acercar Europa a los ciudadanos, hacer pedagogía de lo que supone, estar con el agricultor, con el olivarero, con una orientación más redistributiva de la PAC que de verdad corrija desequilibrios para que puedan vivir dignamente de su trabajo y para que le salgan los números con el fin de que su cultivo sea rentable, sostenible y sobreviva sin tener que abandonar la explotación por falta de una discriminación positiva en aquellas zonas que tienen especiales dificultades para  competir en el mercado por su propia tipología. Una Europa que explore con determinación el presente y el futuro que lleva consigo el cambio climático a través de medidas que den respuesta a este nuevo tiempo y que solucione los asuntos que perduran en el tiempo.

Entre ellos el relevo generacional, la mano de obra, la mejora de la calidad y de la comercialización, la volatilidad de los precios en origen, la digitalización, el etiquetado, las importaciones de terceros países, los aranceles, la armonización de normas, la concentración de la oferta, las figuras de calidad diferenciada, la investigación, la innovación, poner al consumidor en el centro de todo debate, etcétera, etcétera. ¡Será por temas y asuntos para que divulguen y profundicen en sus propuestas y en su debate! Esto, realmente, es lo mollar y lo sustantivo. Lo que interesa e importa a la gente. Y a ello es a lo que se tienen que ocupar y preocupar, o al menos deberían, los que nos representan.

*Asensio López, director de Oleum Xauen

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