Del análisis sosegado y reflexivo del Informe de Consumo Alimentario en España 2023 elaborado por el Ministerio de Agricultura podemos extraer muchas conclusiones. La principal y más importante es la apremiante necesidad de recuperar y aumentar el consumo de aceites de oliva con precios equilibrados, dignos, proporcionados y razonables para satisfacer las necesidades y las demandas de productores y consumidores.
Conviene recordar que se ha llegado a esta situación inédita por la crisis de oferta debido a la paupérrima producción en las dos últimas cosechas que han disparado los precios de los aceites de oliva a máximos históricos como consecuencia de las consecuencias que ha traído la emergencia climática.
Salvada esta puntualización hay que poner el dedo en la llaga de que los precios y los nuevos hábitos de vida han podido provocar que el consumo per cápita de aceites en los hogares españoles (aquí se incluyen todo tipo de aceites) fuera de 9,86 litros por persona al año, una cantidad un 4,4 por ciento menos que en 2022 (10,30). El aceite de girasol ha sido el más consumido, con una ingesta de 3,33 litros por persona al año, por lo que su consumo representa el 33,8 por ciento.
No obstante, en honor a la verdad hay que detallar que la suma de los tres tipos de aceites de oliva (aceite de oliva, virgen y virgen extra) representa casi el 62 por ciento, con un consumo per cápita al año de 6,05 litros por persona al año. De manera pormenorizada hay que significar que el consumo de aceite de oliva es el segundo tipo de aceite más consumido tras el de girasol. Representa un 32,5 del consumo, con 3,20 litros por persona al año, lo que supone algo más del 11% menos que en 2022.
La categoría virgen, entre tanto, representa un 6,3 por ciento del volumen de consumo del sector oleícola, con un consumo por persona de 0,60 litros por persona al año, un 2,1% inferior a 2022. Mientras, la calidad virgen extra representa el 22,8 por ciento del aceite consumido, con 2,25 litros por persona en 2023, un 24,7% menos que en 2022, anualidad en la que se llegó a los 2,99 litros por persona. Un dato que resulta, a todas luces, preocupante al ser el tercer tipo de aceite más consumido tras el de girasol y el de aceite de oliva, pese a ser la mejor y más saludable grasa vegetal, por eso también es la de más alta cotización.
La receta a partir de ahora debe ser precisa para remontar esta situación, pues prácticamente no beneficia a la gran mayoría, y eso partiendo de la base que el mercado fija sus reglas de juego a través de la oferta y la demanda en función de cómo venga cada campaña. Sin embargo, se ha demostrado que el consumidor es capaz de pagar muchísimo más que los dos euros a los que hacía frente en el mercado de origen no hace muchos años. Entre los dos y los nueve euros se sitúa el ansiado término medio.
Por eso es bueno que este sector tan volátil en los precios esté mejor estructurado y tenga claro un suelo firme mediante el cual no puede vender a pérdidas ni por debajo de los costes de producción de ninguna de las maneras. Igual que no puede tener un techo por encima de dos dígitos, salvo catástrofe productiva. Bien es verdad que producciones medias y altas propician por definición una tendencia a la baja de las cotizaciones, pero el sector productor tiene que tener claro que hay que saber vender el producto con valor, volumen y ahorro de costes, pero siempre a precios justos para defender sus rentas y con un margen de beneficio razonable. Porque esto es un negocio del que vivir dignamente y un medio de vida del que deben pervivir miles de personas, no sobrevivir.
Y para ello, además de ofrecer calidad, no hay que arrojar la toalla haciendo pedagogía, con información y formación rigurosa, con evidencias científicas, sobre las bondades y los beneficios que atesoran los aceites de oliva desde muchos ámbitos, y además hay que rascarse más el bolsillo en campañas de promoción con el concurso y la ayuda de las administraciones y de las organizaciones oleícolas, una aspiración sobre la que no hay que bajar la guardia, tanto en las duras como en las maduras.
*Asensio López, director de Oleum Xauen