“Hacer un cambio en tu vida asusta. Pero, ¿sabes qué asusta más? Lamentarte toda la vida de no haberlo hecho”.(Anónimo).

Cierro una etapa profesional de mi vida en el sector oleícola que ha durado 37 años, una etapa llena de aprendizajes y experiencias que me han transformado. Estoy muy agradecido y honrado por lo vivido en un sector que, más que una profesión, ha sido mi pasión y mi vida.

Desde el primer día, allá por el año 1987 en que comencé mi recorrido en el mundo del aceite de oliva virgen extra, supe que estaba frente a algo mucho más grande que un simple producto. Me encontré con una tradición milenaria, un legado que cuenta la historia de nuestros antepasados, de nuestra tierra y de la dedicación inquebrantable al cultivo y elaboración de un aceite que es, sin duda, el oro líquido de nuestras raíces, nuestro dorado.

Nadie puede recorrer este camino solo. Me siento profundamente agradecido por haber tenido el privilegio de trabajar junto a personas extraordinarias: desde los agricultores que cuidan cada olivo con la misma devoción con la que se cuida una familia, el personal de almazara, hasta los expertos que de una forma generosa han compartido su conocimiento y experiencia para asegurar que cada botella de aceite de oliva virgen extra sea un testimonio de calidad y autenticidad. Y por supuesto mi gratitud a mi familia, que ha sido mi apoyo incondicional.

Por último, quiero dirigirme a los nuevos compañeros que están iniciando su camino en este sector. Mi consejo es sencillo y consiste en ser proactivo y capaz de adaptarse a los cambios, manteniendo la pasión por lo que se hace y, sobre todo, recordando que cada gota de aceite encierra una historia que merece ser contada y preservada. El futuro del aceite de oliva v virgen extra está en vuestras manos, y la única limitación será vuestra imaginación.

Y ahora sí, me despido, y lo hago porque me jubilo. Siguiendo el hilo de la canción de Joan Manuel Serrat en “Porque la quería”, me despido porque amé profundamente lo que hice, con la misma intensidad que ahora me permite dejarlo ir. No es el final amargo, sino el final natural de un ciclo que me enriqueció. Hoy comienza mi renacimiento. Me adentro en esta nueva etapa con la misma pasión, dispuesto a descubrir lo que la vida tiene por ofrecer más allá del trabajo. Lo vivido deja huella, pero lo que está por venir promete ser igualmente fascinante. Sigamos adelante, con el mismo compromiso y pasión por el aceite de oliva virgen extra que es y siempre será, el alma de nuestra tierra.

Un fuerte abrazo.

*José Vico Lizana, ingeniero agrónomo y experto en olivar y aceites de oliva.

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