Me gusta llamar a las cosas por su nombre, contextualizándolas desde el rigor, la argumentación, la veracidad de los datos y desde la credibilidad que me da el hecho estar apegado al terreno de forma continua y continuada a la realidad de lo que pasa y sucede en este sector oleícola.

Viene esto a cuento del discreto paso adelante que se ha dado respecto al ligero aumento de producción de la cosecha temprana de los zumos naturales de aceituna fresca producido en la provincia de Jaén durante el pasado mes de octubre. Hemos pasado de producir unas 3.000 toneladas en ese mes de 2023 a las algo más de 5.300 en la misma mensualidad de 2024 en el territorio más productor del mundo, aunque provincias como Sevilla y Córdoba han obtenido una mayor producción en dicho mes. Y eso es un logro que conviene enfatizar y subrayar.

Pero no nos engañemos. Esos datos representan una “cosechilla”, sí una “cosechilla” si tenemos en cuenta que la cifra de producción que se estima en Jaén se eleva a 445.000 toneladas en la provincia jiennense. Es un salto cualitativo si lo comparamos con hace unas décadas en las que la obtención de verdes intensos o néctares más maduros era prácticamente inexistente o muy testimonial. Claro, veníamos de la nada. Pero, bien es verdad que ya hemos recorrido un buen trecho de años y entiendo que la cifra debería ser mucho mayor. Le iría mejor al sector, en particular, y a Jaén, en general.

Y no es por nada, es simplemente por el valor añadido que reporta, que no se nos olvide que esto es un negocio para obtener una legítima plusvalía. Y, además, el consumidor paga y agradece los aceites tempranos, aunque a algunos puedan parecerle caros y no crean firmemente en esta práctica. Y, ojo, una práctica que está contrastada y sustentada en buenos resultados económicos en la mayoría de los casos. No olvidemos que un litro de aceite de oliva de este segmento suele tener una cotización PVP de entre veinte y más de treinta euros (si tenemos en cuenta dos estilosas y vistosas botellas de medio litro). Eso es irrefutable por mucho que se quiera decir que todo depende del cristal con el que se mire. Los datos son irrefutables y las opiniones, con sostén argumental, pueden ser muy libres, respetables y legítimas.

Desde hace años se impulsó esta revolución silenciosa de los mostos de aceituna de excelencia, los verdes intensos que tanto gustan y enamoran. Los néctares que hacen de cabeza tractora, de locomotora, para el resto del negocio oleícola. Pero nos iríamos mejor a Jaén si la cifra de esta “cosechilla” se incrementa exponencialmente, si se envasara en mayor medida, si la recolección entre la temprana y la general no se paralizara y si se incentivaran los mensajes que animen a maximizar esta práctica para la que hoy son 5.000 toneladas, pero el día de mañana sea, pongamos por ejemplo, más de 50.000 toneladas de jugos de cosecha temprana, dando zancadas más grandes que estos pasitos adelante que, no obstante, son muy significativos y que para nada no hay que subestimar. Porque no me cansaré de insistir que el presente y el futuro del sector oleícola de la provincia de Jaén pasa inexcusablemente por el trinomio valor-volumen-ahorro de costes. Y eso, respetando que cada cual está en su derecho de llevar a cabo las estrategias que desee y que crea más oportunas, pero que estén sustentadas en números y en criterios económicos.

*Asensio López, director de Oleum Xauen

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