Parto de la base que organizar una macroferia de muestras como Expoliva en Jaén no es tarea fácil, que es imposible concitar la plena satisfacción y que es una utopía que haya unanimidad en la buena valoración de todos los eslabones que forman parte del evento más internacional que celebra la provincia de Jaén, desde el visitante de a pie hasta el que toma las decisiones más importantes. En cualquier caso, la muestra está muy viva, mantiene un buen pulso y sus constantes vitales funcionan mejor que nunca tras 42 años de vida. Aunque eso no quita que no tenga achaques crónicos.

Queda claro, por consiguiente, que cada cual cuenta la historia según le va la feria. Lo que no tengo ninguna duda es que Expoliva 2025, con sus pros y con sus contras, con sus luces y con sus sombras, con sus muchas fortalezas y también debilidades, así como con sus amenazas y desafíos, deja un excelente sabor de boca al coronar con rotundo éxito su edición número 22 de aquel sueño que se hizo realidad en 1983 para posicionar a Jaén y a su producto estrella en el mundo.

Tampoco es bueno mirarse el ombligo. Es sano reconocer errores para aprender y avanzar más. Todo en la vida es manifiestamente mejorable (y empeorable). Por eso es bueno hacer un análisis serio y riguroso de todo, de lo bueno y de lo menos bueno, desde la autocrítica y desde la suma de esfuerzos para mejorar, enriquecer y engrandecer la mayor feria mundial monoproducto relacionada con este cultivo del olivar y de este alimento que tanto nos apasiona, enamora y nos fascina a todos los niveles.

Y es bueno hacer esa labor de escucha activa, de crítica con sostén argumental  y de atender las peticiones razonables de todos cuantos, de una u otra manera, hacen Expoliva. Sobre todo, para que los problemas y las debilidades no se hagan bola, se digieran rápidamente y se le pongan soluciones cuanto antes, si es que las hay. Porque no me canso de decir que el predicamento de Expoliva y su prestigio están fuera de toda duda, como avalan sus números e indicadores. De ahí que cada vez sea más grande e internacional colgando el cartel de completo.

Pero, ojo, tampoco vayamos a morir de éxito. Hay que estar en plena revisión, pedaleando sin bajarse de la bicicleta para no caernos. En continua vigilancia como los centinelas. Por eso haya que ir de la mano con el sector, ser aliados de los que exponen, difunden y todos cuantos aportan su valor añadido y su grano de arena, haciendo atractiva la feria también desde el punto de vista económico y acorde con los servicios que se ofrecen.

Hay que estar en constante reactualización de la propuesta que se oferta, adaptada al mercado y a la sociedad, desde criterios profesionales y al servicio de los demás, aunque por supuesto aquí se viene a hacer negocio, que es la razón de ser de toda muestra expositiva. De ahí que haya que ponerlo fácil y facilitarles la labor, valga la redundancia, alimentando la llama para hacer la bienal de años impares aún más grande y ganar el futuro que siempre hay que lograrlo desde el presente con criterios profesionales, de competencia y de sentido común.  

Tiempo habrá para seguir profundizando en las claves de Expoliva 2025, que ya trabaja en la edición de 2027. Pero a bote pronto no me resisto a dar otras pinceladas que me han llamado poderosamente la atención, como las sonoras ausencias políticas, de representantes de colectivos y organizaciones varias. Entre ellas las del presidente de la Junta y la de la que aspira a serlo. Tampoco me resisto a claudicar con el gran problema de Expoliva, el tráfico y el aparcamiento. Hay que buscar por tierra, mar y aire una solución definitiva y duradera para no menoscabar la buena imagen de la muestra. Igual que se ha mejorado la restauración se puede conseguir que el tráfico viario quede aliviado y sea una molestia irrelevante.

También hay que potenciar la oferta complementaria de calidad en la ciudad para abrir Jaén de par en par. Y en mi opinión sobra por completo la jornada del sábado. Y me parece estupendo el programa y la oferta del Salón Internacional del AOVE, aunque por ponerle un pero creo que queda un poco como exclusivo para un porcentaje no muy grande de visitantes, pese al notable aumento de visitas experimentado. Y la novedad del Olivo Arena, que estaba de dulce, ha recibido la protesta airada de los expositores por la falta de afluencia, sobre todo en la primera jornada, que achacan a una escasa información y señalización, por lo que hay que optimizarlo mejor en próximas ediciones en las que habrá que poner más carne en el asador, si se me permite la expresión.

Y lo del Simposium Científico-Técnico, pese a la mano de barniz que se le ha dado y a las mejoras incorporadas que para nada son desdeñables, es una pena que pase inadvertido sin sacarle toda la rentabilidad que su excelente programación incluye. Por eso, hay que pensar en darle otra vuelta más en cuanto a fechas para optimizarlo,  maximizar su contenido, divulgar y transferir su conocimiento a través de sus aportaciones técnicas.

Ahora ya si eso, más allá de mejorar los grandes asuntos que afectan en el día a día a este sector tan heterogéneo, desestructurado y falto de líderes que tiren del carro,  lo que hace falta es que cuaje bien el “cosechón” que se presagia, y ya si se vende bien y si le da el valor que honestamente se merece le tributamos una ovación cerrada, de esas de dos orejas y rabo, para la que ojalá sea la mejor faena de este siglo XXI. ¡Felicidades y enhorabuena por otra Expoliva para los anales de la historia!

*Asensio López, director de Oleum Xauen

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