El olivar está en plena parada estival, como prácticamente la mayoría de las actividades, debido a las altas temperaturas consecuencia de la canícula. Por eso, reduce su actividad para conservar agua y nutrientes para cuando se reactive a partir de septiembre una vez que comience la fase del desarrollo del fruto en estos veranos cada vez más largos, duros e intensos ambientalmente hablando como consecuencia del cambio climático que ya pocos osan en poner en duda.

El olivar, pese a todo, es un cultivo muy resistente y resiliente porque se recupera de forma rápida de la adversidad. A poco que llueva es muy agradecido porque multiplica su cosecha, sobre todo en el olivar de secano y en el de riego deficitario. Ahora bien, observo que en los últimos años queremos someter al olivar a producir muy por encima de sus posibilidades porque se quiere maximizar su esfuerzo, sin tener en cuenta vecerías, estrés hídrico y otras circunstancias, como el equilibrio entre sostenibilidad y rentabilidad. Por eso, hay que apostar por una buena alianza entre el hombre y la naturaleza sin obsesionarnos con los grandes cosechones.

En las próximas semanas llegará uno de los momentos más delicados y críticos del ciclo vital del olivo a efectos de cantidad, calidad, maduración y rendimiento. Por eso, hay que implorar a que llegue pronto y bien una buena otoñada de al menos 50 litros por metro cuadrado para insuflar agua y nutrientes al sediento olivo para que se recomponga. En caso contrario, se dibuja un mal panorama.

En cualquier caso, todo hace indicar que habrá una cosecha moderada, media, similar a la pasada, algo menor en Jaén, en una campaña que, como todas, tienen su afán, por lo que hay que afrontar el presente y no angustiarse con el futuro. En los próximos días comenzarán los trabajos de los aforos oficiales, que vendrán a arrojar un poco de luz a las expectativas y a las sensaciones que hay y que no son para nada homogéneas, como casi nunca.

Pero, recuerden, que estos avances de cosecha son una herramienta de predicción para aproximarnos a la misma, aunque el verdadero instrumento será la producción final que se contabilice en primavera. Como ocurre en las elecciones en las que realmente lo definitivo es el escrutinio final, no lo que pronostican las encuestas.  

*Asensio López, director de Oleum Xauen

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