Siempre he sostenido que es muy legítimo, respetable y hasta puede ser razonable que haya premios, certámenes y guías por doquier en el mundo de los aceites de oliva, pero tengo la sensación de que hay demasiada “premitis”, y no sé si eso hace que se tienda a trivializarlos y a que se devalúe, en líneas generales, su verdadera esencia.

Y, en contra de esta apreciación, también mantengo que cualquier distinción, por irrelevante que sea, puede suponer una palmadita en la espalda, un acicate y un espaldarazo a todo aquel productor de AOVE que es reconocido, laureado y galardonado, sobre todo en los duros comienzos. Y aunque puede parecer contradictoria y antagónica esta reflexión por decir una cosa y la contraria, quiero puntualizar que toda condecoración es bienvenida si hay un sostén desde el rigor, el merecimiento, la competencia y la responsabilidad desde bases de credibilidad, solvencia y con acreditados jurados, formados, cualificados y de reconocido prestigio.

Ahora que “se abre la veda” de los premios en esta campaña oleícola a los mejores zumos naturales de aceituna fresca reivindico que se adelante todo lo máximo posible el fallo de los mismos para facilitar la comercialización del producto, de este superalimento, con el fin de ayudar al productor en la venta de estos excelsos néctares de excelencia, sobre todo en una época ideal como son las fechas navideñas e incluso el mismo “Puente de la Inmaculada”, unos AOVEs que tienen efecto tractor y de locomotora para otros más maduros, vírgenes extra y sin que se diluyan con el paso del tiempo en “extritas” porque pierdan intensidad. Por eso, en la medida de lo posible, hay que aprovechar este tirón y adelantar el veredicto con el fin también de que no se pierda ni un ápice de sus extraordinarias propiedades organolépticas.   

No obstante, si quieren que les sea sincero para mí hay tres premios por encima de todos los demás, tres grandes certámenes, tres distinciones en mayúsculas. El más importante es el Jaén Selección, “los Óscar del Aceite”, también conocido como “los ocho magníficos”, y no lo digo por chovinismo jiennense. Es el Premio. Primero, porque Jaén es el territorio mundial líder en producción y calidad de aceites de oliva; y porque, además, la Diputación Provincial los “saca a pasear” a lo largo de todo el año en todas sus acciones promocionales nacionales e internacionales. Y eso es una acción de lanzamiento exclusiva y no es cosa menor, ni mucho menos, es un plus realmente excepcional y singular.

Los otros dos premios relevantes a mi juicio son el Alimentos de España del Ministerio de Agricultura y el Mario Solinas a la Calidad del Consejo Oleícola Internacional (COI). Los tres premios mencionados, aunque tengan carácter provincial, nacional e internacional, suponen un estímulo en la promoción y comercialización de las marcas elegidas y porque además engorda la cuenta de resultados, que lo agradece una vez que se cierra el ejercicio económico. Las ventajas que reporta son muy positivas, no sólo en términos económicos, sino de escaparate y del reforzamiento de la marca. Por eso estos tres premios no son flor de un día ni suponen un minuto de gloria. Es mucho más que eso.

*Asensio López, director de Oleum Xauen 

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