El Grupo Operativo Absorcabolivo está desarrollando un proyecto que cuantifica los créditos de carbono del olivar tradicional, una forma complementaria de rentabilizar el sector. La iniciativa de este grupo, formado por la Universidad de Jaén, el Grupo Consule, la Fundación del Común de Segura (HUB Territorial de Innovación) y la SCA Santa Teresa de Beas de Segura, supondría una nueva fuente de ingresos en áreas rurales, mejor acceso al crédito para pequeños agricultores y prácticas agrícolas sostenibles alineadas con la conservación medioambiental. A su vez, ayudaría a combatir la despoblación rural y a mejorar la rentabilidad del sector olivarero, especialmente en zonas afectadas por el reto demográfico.

Absorcabolivo I está trabajando en certificar la cantidad de dióxido de carbono que “secuestra” el suelo de los olivares, a través de determinadas prácticas agrícolas para, posteriormente, ofertar esos créditos en el mercado voluntario de carbono. En ese mercado, empresas o individuos comprarían “esa absorción de CO2 del suelo del olivar” para compensar sus propias emisiones. Según los criterios aceptados por el protocolo de Kyoto para la compensación de emisiones de gases de efecto invernadero, se necesitan procedimientos de certificación de las emisiones compensadas que los distintos gobiernos puedan incorporar a su contabilidad general de emisiones/absorciones.

El proyecto, al frente del cual se encuentran los catedráticos de la Universidad de Jaén Roberto García y Francisco Feito, pretende demostrar que este sistema de certificación de créditos de carbono en el olivar tradicional puede ser económico, fácil de implementar y adaptable a diversas tipologías de olivares, especialmente en áreas donde los gastos de producción, la sensibilidad edáfica a la erosión o la competencia intracultivo, entre otros, implique un futuro incierto para este sector.

La investigación para esta cuantificación se está desarrollando en 14 fincas de Beas de Segura, donde han acometido una serie de prácticas de manejo del suelo bien alineadas con la carbonocultura. “También hemos tomado muestras y hemos analizado imágenes de dron y de satélite para comprobar la evolución de las cantidades de carbono almacenados en los suelos del olivar según las distintas prácticas agronómicas recomendadas para ello”, ha informado el profesor Feito. “Los primeros resultados muestran que el suelo de estos olivares podrían estar secuestrando 2 o 3 toneladas de CO2 extra con respecto a lo que de por sí ya captura el propio olivar”, ha expuesto.

El procedimiento para la cuantificación de los créditos de carbono que podrían ofrecer cada finca incluye la aplicación de técnicas geomáticas, principalmente de teledetección, que permiten cartografiar con gran precisión cada una de ellas permitiendo distinguir entre lo que son los olivos y lo que son las distintas cubiertas vegetales.

“En definitiva, el objetivo de este proyecto es tener un sistema que certifique con exactitud el carbono que captura el olivar tradicional para que, en un momento determinado, se pueda cobrar por ello y ofrecer un valor añadido a los olivareros que sigan prácticas agronómicas sostenibles”, ha destacado el catedrático.

El proyecto cuenta con la financiación de los fondos procedentes de la «Línea 2 Operación 16.1.3: Ayudas al funcionamiento de los Grupos operativos de la Asociación Europea para la Innovación (AEI)» en materia de productividad y sostenibilidad agrícolas en el sector del olivar.

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