La Sierra de Cazorla es conocida fundamentalmente por su consolidada y potente marca de turismo rural gracias a sus excepcionales recursos paisajísticos y medioambientales, así como por sus privilegiados y singulares enclaves naturales, monumentales y gastronómicos. Y es en este ámbito de la gastronomía donde el aceite de oliva virgen extra sobresale como alimento transversal fruto de sus extraordinarias propiedades organolépticas, con el aroma y el sabor de estos frutados zumos de aceituna fresca de aceituna que los hacen únicos, como su autóctona variedad royal. Un patrimonio oleícola que se está comenzando a segmentar, desde la diversificación concéntrica, para sacarle un mayor partido a todos los niveles a este marchamo que es garantía de calidad.

Uno de estos nuevos segmentos de diversificación lo conforma el oleoturismo, el de la promoción, difusión y puesta en valor de la historia y la cultura del olivar y de los aceites de oliva a través de su fusión con el turismo. Y con ese objetivo, la Asociación para el Desarrollo Rural (ADR) Sierra de Cazorla organizó recientemente un viaje de familiarización para conocer con todo lujo de detalle algunas de las experiencias oleoturísticas puestas en marcha en esta comarca con el reto de aumentar el conocimiento de los visitantes respecto a la evolución de este cultivo y de este producto, de lo que representa en la actualidad y de los desafíos que tiene por delante. 

La primera parada de la expedición fue una visita al Centro Temático Oleotour de Aceites Cazorla-Sociedad Cooperativa Andaluza, la más antigua y más grande de la comarca. Aquí, el gerente de la ADR Sierra de Cazorla, Juan Antonio Marín, explicó el espíritu de este encuentro, junto con el trabajo que lleva a cabo dicha asociación, un objetivo centrado también en dar a conocer los recursos oleoturísticos para que se conviertan en un complemento económico.  Por su parte, el gerente de dicha cooperativa, Juan Manuel Martínez,  hizo una aproximación sobre lo que ha sido la evolución en cuanto a la producción y elaboración de los aceites de oliva, su historia, sus características, a través de una experiencia que suscite el interés del turista desde un servicio de calidad. Por eso, ofrecen un tour en español, en inglés y en francés, con visitas adaptadas al público para conocer este centro y la cultura oleícola a través de un nuevo concepto de turismo sostenible sobre el que se profundiza en visitas guiadas en un recorrido que sorprende gratamente al visitante.  

Desde aquí nos trasladamos al Hotel Spa Sierra de Cazorla de La Iruela, centro termal que incluye en su catálogo de tratamientos los relacionados con el sistema de relajación oleo salud. Aquí llama poderosamente la atención las espectaculares vistas del Castillo iruelense y la bella panorámica del mar de olivos alineado en lomas, marco que nos deja una hermosa estampa para el recuerdo, junto con el tradicional desayuno molinero, que como no podía ser de otra manera tiene como base el oro líquido. Un hotel con categoría de tres y cuatro estrellas, con climatización procedente de caldera de biomasa de hueso de aceituna, y que destaca por su circuito de hidroterapia para tonificar el cuerpo a través del poder relajante del agua en variadas aplicaciones, masajes, exfoliantes, envolturas y baños en bañeras hidromasajes, tratamientos entre los que resalta también su contenido en aceites de oliva, un producto que está incluido como ritual de relax en este establecimiento hotelero que dirige Carmen Amores.  

De vuelta a Cazorla, el magnífico marco de las Ruinas de Santa María sirvió de escenario para una cata de aceite profesional, una experiencia sensorial impartida por Agraria Olearum que puso a prueba nuestros sentidos del gusto, el olfato y el tacto para detectar las características y atributos de los distintos aceites catados en esta sesión sensorial desarrollada por el experto Antonio Bernal, una experiencia para descubrir y profundizar en todos los matices, notas y propiedades que encierran el apasionante universo de los aceites de oliva.

Una visita guiada al casco histórico de Cazorla, un menú especial denominado “Nuestra tierra” del restaurante Casa Alfonso del cocinero Ramón Jurado, y una visita a los Museos Rafael Zabaleta y Miguel Hernández de Quesada completaron un apretado y pedagógico programa de esta experiencia oleoturística por la comarca de la Sierra de Cazorla, un territorio de calidad diferenciada, con una marca más que acreditada y renombrada gracias a su rico y diverso patrimonio, del que también forma parte este cultivo milenario que llamamos olivar y sus néctares de aceituna.  

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