
Las organizaciones representativas del sector agrario y ganadero de Jaén, ASAJA, COAG, UPA y Cooperativas Agro-alimentarias consideran que las plantas de biometano son una oportunidad para transformar los subproductos de la provincia de Jaén. De ahí que se muestren receptivas a las plantas proyectadas en la provincia, ya que generarían empleo, valor añadido y nuevas oportunidades económicas y medioambientales para agricultores y ganaderos. Eso sí, reclaman a las administraciones más información clara y veraz sobre sus beneficios y posibles perjuicios.
El sector productor de Jaén entiende que el biometano no es una amenaza para el campo, sino una oportunidad que estamos empezando a entender. De hecho, son los residuos ganaderos y agrícolas los que alimentan las plantas de biogás y biometano.
De ahí que las organizaciones agrarias y las cooperativas consideren que ofrecen una doble ventaja: gestionar de manera eficiente los residuos agrícolas y ganaderos y, al mismo tiempo, crear oportunidades económicas para los pequeños productores. Para el sector olivarero de Jaén es una doble ganancia, puesto que puede mejorar la situación económica y ambiental y se obtiene una fuente de ingresos adicional.
Asaja, COAG, UPA y Cooperativas Agro-alimentarias de Jaén entienden que lo que, en la actualidad, son considerados residuos que generan preocupación, hoy, en el resto de España y en Europa, se está transformando en energía, fertilizantes orgánicos y una herramienta clave para la bioeconomía circular.
En el caso del olivar, los subproductos y el alperujo serían eliminados de una forma eficaz y eficiente para generar energía limpia, evitando un problema medioambiental importante.
Las organizaciones agrarias y las cooperativas consideran normal que la sociedad tenga dudas, por lo reclama a las administraciones un ejercicio de transparencia y de comunicación para que, una vez que los vecinos estén bien informados, conozcan los efectos positivos, y también negativos, de las plantas de biometano; y, si los beneficios superan a los perjuicios, habrá que aprovechar esta oportunidad que la provincia no puede dejar escapar, según señalan.
En este sentido, Asaja, COAG, UPA y Cooperativas Agro-alimentarias de Jaén rebaten una de las grandes dudas que tienen los vecinos. Muchos temen que estas plantas vayan a atraer macrogranjas, una posibilidad que no tiene base, puesto que ninguna empresa construye una planta de biometano, que cuesta millones de euros, sin tener asegurado con antelación el suministro de materia prima, que ya ha de existir, añaden.
Por otro lado, las plantas modernas de biometano trabajan en circuito cerrado, con sistemas herméticos y de desodorización. Lo que entra y lo que sale —incluido el digestato que se puede usar como fertilizante— se gestiona con control y trazabilidad. De hecho, el digestato estabilizado que resulta del proceso de obtención del biometano es mucho más fácil de aplicar y menos contaminante, puesto que, en lugar de extenderlo sin más, se lleva a cabo una inyección directa al suelo, enterrándolo, que reducen los olores a prácticamente cero. Y todo ello con beneficios para el suelo, al que devuelve nutrientes de calidad.
En Europa hay, actualmente, 1.548 plantas de biometano operativas, de las cuales más del 75% están conectadas a redes de transporte o distribución de gas. Este número ha crecido significativamente en los últimos años en países como Alemania, Francia, Italia y Reino Unido, que son líderes en este ámbito y concentran la mayoría de las instalaciones, integrando el biometano en sus redes de gas natural.