La comercialización de aceites de oliva ha bajado un 33 por ciento en los ocho primeros meses de esta campaña oleícola 2022-2023 (de octubre a mayo) respecto a la media de las últimas cuatro y el descenso alcanza un 35 por ciento en comparación con la anterior. Así lo señalan los datos de la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA) a 31 de mayo, consultados por Oleum Xauen, que ponen de manifiesto una bajada en todos los indicadores, salvo el de los precios, que se sitúan en máximos históricos.

De las 728.800 toneladas de aceites de oliva comercializadas en estos dos tercios de la actual campaña, 481.700 corresponden a exportaciones, lo que supone un 32 por ciento menos que la media de las últimas cuatro campañas y un 33% respecto a la precedente. Mientras, el mercado interior totalizó en estos ocho meses sólo 247.100 toneladas, un 36 por ciento menos que la media del último cuatrienio y un descenso del 39% en comparación con la campaña 2021-2022. El promedio mensual en estos ocho meses se eleva a 91.100 toneladas cuando en la anterior fue 139.900.

En la presente campaña se han producido 662.400 toneladas de aceites de oliva, un 54 por ciento menos que la media de las cuatro últimas campañas y un descenso del 56% respecto a la anterior. Además, se han importado entre octubre y mayo 141.700 toneladas, un siete por ciento menos que en la anterior y un 1% sobre la media de las cuatro últimas. Y las existencias a 31 de mayo ascendían a 529.900 toneladas, un 48 por ciento menos que las últimas cuatro campañas y una bajada del 44 respecto a la anterior, lo que invita a pensar en un enlace muy corto y presumibles tensiones de precios en el mercado por la escasa oferta que se augura en la próxima campaña por la baja y corta cosecha que se vaticina.

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