
COAG Andalucía alerta que el olivar de secano sufre estrés severo debido a las intensas olas de calor de este verano están amenazando seriamente la campaña del olivar andaluz, ya mermada por factores biológicos como la vecería y la presión de plagas durante la floración.
Concretamente, explica Francisco Elvira, responsable de Olivar de COAG Andalucía, “la vecería y la incidencia de plagas de prays y algodoncillo ya provocaron una caída notable en la floración y un cuajado irregular, lo que afectó a la cantidad de frutos, pero no a la calidad, provocando así, tal y como ya dijimos desde COAG a primeros de julio, una reducción de la cosecha prevista del 30‑40%, o más, en zonas clave”.
Según la AEMET, el mes de junio de 2025 fue el mes más cálido registrado en España, mientras que confirma otro dato importante: se contabilizan ya 90 olas de calor desde el año 2000, con una clara tendencia al alza en frecuencia y duración, haciendo más intensos y prolongados estos episodios en este verano 2025, como la ola de calor que azota esta semana a nuestra región, con temperaturas extremas de 43 grados en Córdoba, 42 en Sevilla y 41 en Jaén.
Y es que, las temperaturas extremas sostenidas, por encima de los 38 °C durante varios días consecutivos, suponen un estrés térmico severo en el olivar, especialmente en las explotaciones de secano, que no cuentan con riego de apoyo.
Este estrés reduce la actividad fotosintética, que afectó al cuajado del fruto y provocó una caída prematura de las aceitunas que ya habían comenzado a desarrollarse. Además, el árbol entra en una fase de defensa fisiológica en la que prioriza su supervivencia antes que la producción, limitando el crecimiento vegetativo.
En los secanos, el impacto es doble: a la falta de agua se suma el calor extremo, lo que impide al árbol regular su temperatura mediante transpiración. La consecuencia es un menor número de frutos por árbol, con calibre reducido, baja carga productiva e incluso daños visibles en hoja y brotes.
Según ha podido confirmar COAG, en muchas explotaciones, especialmente en las provincias de Jaén, Córdoba y Sevilla, se están viendo hojas abarquilladas y frutos arrugados.
En este sentido, Francisco Elvira afirma que “el olivar se enfrenta a su particular cuesta de agosto por la falta de lluvias y las altas temperaturas. Si no ‘otoñea’ en septiembre, la cosecha será aún más baja de lo previsto”.
En definitiva, la organización agraria asegura que la campaña ya se presenta más reducida de lo previsto, con la esperanza de que en el próximo mes de septiembre llueva y se moderen las temperaturas, si no, además de tener menos aceitunas, el rendimiento graso también podría verse comprometido ya que, en años de calor extremo, incluso los frutos que llegan a madurar, contienen menos porcentaje de aceite, lo que reduce el volumen total de producción de aceite de oliva, afectando de lleno a la rentabilidad del agricultor.