
COAG Jaén lanza un mensaje de tranquilidad a los olivareros ante el anuncio del acuerdo entre la CE y Estados Unidos, de imponer aranceles del 15% a todos los productos europeos, al tiempo que pregunta a la UE de dónde saldrá el dinero destinado a material militar.
Francisco Elvira, secretario de Organización de la COAG en Jaén y responsable de Olivar en la ejecutiva de COAG Andalucía, insiste en que “ningún arancel es bueno” y que aún es pronto para saber exactamente la repercusión del acuerdo, pero en el caso del sector del aceite de oliva hay que mandar un mensaje de tranquilidad.
«No podemos olvidar que ya está vendida más del 80% de la producción de aceite española de esta campaña, el resto de países productores a nivel mundial apenas si tienen existencias, y el precio del aceite de oliva en origen está más de un 50% más bajo que hace un año, por lo que hay margen», apostilla.
Asimismo, Estados Unidos, a pesar de ser de los países mayores consumidores, con una media de un litro al año por persona, su producción apenas si cubre el 3% de su consumo, y los compradores, con un nivel adquisitivo alto, son fieles a un producto de calidad.
En cuanto a los principales proveedores de aceite de oliva de Estados Unidos, son España e Italia, al que habría que añadir a Grecia, que representan entre los tres alrededor del 70% del volumen de aceite exportado a Estados Unidos, y que ningún país tiene capacidad de cubrir, excepto España.
Lo que sí habría que preguntar a la UE es de ¿dónde saldrá el presupuesto para comprar el armamento a Estados Unidos recogido en el acuerdo? ¿Saldrá de los recortes anunciados a la PAC? ¿Va la Unión Europea a olvidarse de la soberanía alimentaria y cambiar alimentos por armas?
Por otro lado, «desde COAG insistimos en la necesidad de paralizar el contingente de Túnez, paralizar el tráfico de perfeccionamiento activo y actualizar los niveles de desencadenamiento de almacenamiento privado, porque no es normal que estemos dejando entrar aceite sin aranceles mientras el resto nos lo cobran a nosotros. Unas medidas que, además, no suponen ni un euro de presupuesto para la Unión Europea, sino que es cuestión de voluntad política».