Se avecina otra próxima cosecha que no llegará al cosechón que tanto se pregona en este siglo XXI como un martillo pilón, como un mantra o como una partidista consigna. Claro que alguna vez llegará y se pulverizarán todos los registros productivos cuando se alineen los astros.

No sé si será por puro desconocimiento, por un interés puramente partidista, porque la ignorancia es muy atrevida, porque quien ha visto poco se maravilla mucho o por las causas que sean, pero se alude con frecuencia, a poco que llueva más de lo habitual, y se deja caer con pasmosa frivolidad, indiferencia e irresponsabilidad la idea de la cosecha del siglo en España, que por ahora se estableció en la 2013-2014 con algo menos de 1,8 millones de toneladas, aunque la media en estas últimas 25 campañas de la centuria es de algo más de 1,2 millones de toneladas .

Yo no tengo nada en contra de que llegue la gran cosecha del siglo; es más, creo que eso es bueno y sería una gran noticia desde muchos puntos de vista. No obstante, con lo que no estoy de acuerdo y muestro mi profundo malestar es con la falta de rigor y con la alegría con la que se habla a veces. Porque el desconocimiento o las estrategias interesadas pueden producir un caldo de cultivo que puede repercutir de forma negativa en la conformación de cotizaciones a la baja en este sector tan poco estructurado y en un producto tan volátil en cuanto a precio.  

Con la cautela y la prudencia que son necesarias, todo apunta a que la provincia de Jaén tendrá menor cosecha en esta próxima campaña y que España podría mejorar algo la anterior, siempre y cuando las sensaciones y las impresiones que muestran distintos responsables y expertos de este sector se confirmen, algo que no sabremos hasta que no avancen las próximas semanas y se vaya viendo el desarrollo vegetativo del fruto.

En cualquier caso, más allá de debates cuantitativos, creo sinceramente que en lo que hay que centrarse es en defender la vertiente cualitativa, la del valor del producto a precios dignos y razonables para todos los eslabones, porque convendrán conmigo que no es lo mismo tres euros que cinco, sobre todo para el mayoritario olivar tradicional. Hay una sustancial diferencial. Ese debe ser el quid de la cuestión y en eso habría que poner toda la carne en el asador. El ser o no ser. Todo lo demás suena al debate trasnochado y viejo de siempre. Y así se avanza poco, o no se progresa todo lo que sería deseable en términos de renta.

*Asensio López, director de Oleum Xauen

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