El primer tercio de la campaña oleícola 2021-2022 (de octubre a finales de enero) constata una reducción del 10% en el consumo de aceite de oliva respecto al mismo periodo de la 2020-2021, según ha comprobado Oleum Xauen en el balance de la Agencia de Información y Control Alimentario (AICA) a 31 de enero. Aún así, hay que subrayar que la comercialización de aceites de oliva en este periodo de cuatro meses de la campaña actual es levemente superior a la media de las cuatro campañas anteriores, aunque está por debajo de la pasada, que registró máximos históricos justo en ese primer tercio de la misma.

La comercialización de aceites de oliva entre octubre y enero pasados alcanzó las 508.900 toneladas de aceites de oliva, lo que supone un promedio mensual de 127.000, en contraste con las 564.100 que se contabilizaron hasta finales de enero de 2021. En el mercado interior se han comercializado 185.800 toneladas de aceites de oliva frente a las 206.700 de hace un año, lo que supone un descenso del diez por ciento. Igual cifra han caído las exportaciones entre octubre y enero de esta campaña respecto al mismo periodo de la pasada por cuanto hace un año se vendieron 357.400 toneladas de aceites de oliva en el exterior cuando hasta finales del pasado mes de enero la cifra fue de 322.900.

Las condiciones climáticas han permitido una rápida recolección del fruto, con una producción que supera los niveles previstos al inicio de campaña, por cuanto hasta enero se han producido en España 1.346.200 toneladas de aceites de oliva cuando hace un año la cifra ascendía a 1.108.800, lo que supone un 21 por ciento más. A esta cantidad habrá que sumar la producción de febrero y los ajustes  finales de campaña, por lo que la cifra se situará por encima de 1,4 millones de toneladas de aceites de oliva, un dato que pone de manifiesto la catalogación de una cosecha media, o media alta.

Igualmente, las importaciones también han aumentado un diez por ciento en estos cuatro meses, en los que se contabilizan 78.200 toneladas en comparación con la cifra acumulada de 71.100 de hace un año. Las existencias, entre tanto, se elevaban a finales de enero pasado a 1.339.000 toneladas de aceites de oliva cuando hace un año eran de 1.107.000, lo que representa un 21 por ciento más. Una cifra que se antoja suficiente para abastecer a los mercados en los próximos meses.

Y todo ello se ha producido en una campaña que continúa con estabilidad en los precios en el mercado de origen, cercanos a los tres euros el kilo para el lampante y en el entorno de los 3,30 para el virgen extra, lo que significa que están por encima de las últimas campañas oleícolas cuando en algunas de ellas estaban en el umbral o por debajo de la rentabilidad. No obstante, ahora habrá que estar atentos a la evolución de los indicadores en estos dos tercios que restan de la actual campaña y de si llegan las ansiadas precipitaciones para la conformación de la próxima cosecha que alivie el estrés hídrico del olivar y los efectos negativos que puede tener la prolongada falta de lluvias como consecuencia del persistente estado de sequía.

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