Aunque todavía es muy pronto para aventurar cómo será la cosecha de aceite de oliva de la campaña 2021/2022 y es aún prematuro atreverse con cualquier tipo de predicción y de vaticinios con un mínimo de solvencia y de rigor, sí hay una variable clara que condicionará un año más la ecuación final de la recolección de la aceituna: el agua.
El preciado líquido elemento tendrá un peso decisivo en inclinar la balanza para que haya una cosecha media alta o media baja. En función de las precipitaciones que se registren ahora y en la otoñada de los meses de septiembre y octubre, así como la mayor o menor cuantía en las dotaciones de regadío, la cosecha tendrá mayor o menor toneladas, aunque también influirán otros factores, como el rendimiento medio graso de la aceituna, que ha sido por cierto uno de los protagonistas negativos en la actual campaña 2020/2021.
Así lo sostienen todos los responsables consultados por Oleum Xauen, que con la debida prudencia y con la necesaria cautela consideran que hay que tener en cuenta esta determinante variable meteorológica del agua desde el proceso tan crucial en el que nos encontramos inmersos, como es el de la floración y el del cuajado del fruto del olivo, hasta su producción final en aceite de oliva en el otoño y en el invierno.
Bernardo Moya, el director técnico de la cooperativa Nuestra Señora de los Remedios de Jimena, que produce el reconocido AOVE Oro de Cánava, entiende que todavía es pronto para pronunciarse, aunque subraya que la floración y el cuajado por su zona (Las Escuelas) han sido buenos, pero aún así barrunta que habrá menos aceituna que en esta campaña y que la cosecha se podría catalogar de media, aunque habrá que ver la incidencia que tenga el agua finalmente.
Por su parte, José María Penco, el director de la Asociación Española de Municipios del Olivo (AEMO), comparte como clave el agua que reciba a partir de ahora el olivo y cree que la floración ha sido “buena en general, con un cuaje medio”, pero descarta que vaya a haber “un cosechón”.
Joaquín Morillo, del Grupo Oleícola Jaén, considera que esta próxima cosecha puede ser muy parecida a la de la actual campaña. “Habrá que ver cómo se forma el hueso y el fruto, así como su evolución en las próximas semanas y meses después de una buena floración. El problema más grave puede ser la reducción de las dotaciones de regadío”, avisa.
Entre tanto, Manuel Caravaca, el presidente de la Asociación de Maestros y Operarios de Almazara (Aemoda), cree que hay comentarios “muy variados” por entender que este proceso de floración y cuaje no es heterogéneo y depende de las zonas. “Es pronto para hacer un balance general”, apostilla, al tiempo que adelanta que en esta semana va a sondear a sus socios para conocer mejor la situación sobre el terreno.
Santiago Bañón, de Aceites Bañón, opina que la floración es desigual y el fruto puede estar condicionado por la falta de agua y quizás el estrés hídrico porque no ha llovido lo que sería deseable, a pesar de que el año hidrológico comenzó bien. En cualquier caso, da por seguro que habrá una cosecha media. Mientras, José Gilabert, el presidente de la cooperativa San Vicente de Mogón, cree también que es pronto para decantarse cómo será la próxima producción, aunque de antemano asegura que la floración está siendo irregular y que el proceso estará supeditado a las lluvias.
“Una floración adecuada y un cuaje correcto”, así explica Esteban Momblán, el gerente de Interóleo, este importante proceso en el que nos encontramos, aunque advierte que ahora lo que toca es ver cómo se conforma el fruto y el endurecimiento del hueso de aceituna porque “una vez hecho el hueso, el fruto difícilmente se pierde”. Y sintetiza: “Tenemos que ver la evolución de las lluvias y las altas temperaturas y si el otoño viene pronto o se retrasa”.
Jesús López , el gerente de la cooperativa Perpetuo Socorro de Alcaudete, cree que la floración por su zona ha sido similar a la del pasado año, pero con una fertilidad inferior en torno al veinte por ciento en ésta, por lo que advierte de la falta de lluvias sobre todo en el olivar de secano. Juan Luis Ávila, el secretario de la COAG en Jaén, cree que la floración ha sido muy heterogénea, con poco polen y con la escasa agua caída puede haber una cosecha media-baja. “Los secanos se están quedando atrás y los riegos más tardíos también se pueden ver afectados”, puntualiza.
El secretario general de la UPA en Andalucía y en Jaén, Cristóbal Cano, cree que es prematuro hacer una valoración con tino a este respecto. “En las zonas de las campiñas, que son más adelantadas, el efecto de la falta de agua está provocando un cuajado menos homogéneo, y en las zonas de sierra también se van a ver condicionadas por las precipitaciones. En esta fase tan fundamental no se están dando las condiciones óptimas de temperatura y de aporte hídrico”, remarca.
La DO Sierra Mágina tiene previsto analizar la situación con sus técnicos esta próxima semana, mientras que desde la DO Sierra de Cazorla se asegura que la floración se encuentra actualmente “en pleno apogeo, sobre todo en el olivar más tardío y de más altitud”. Y aunque sostienen que el número de flores por brote es similar al de la pasada campaña, todo apunta a una fertilidad de la flor inferior en esta campaña entre el diez y el veinte por ciento.
Igualmente, Francisco Aldarias, el gerente de la SCA El Alcázar de Baeza, que produce el célebre AOVE Olibaeza, cree que el cuajado del fruto está siendo “irregular” en las zonas más bajas y cercanas a los ríos donde la flor ya ha abierto. Cataloga la próxima cosecha “de media para abajo”, aunque estima que puede ser buena en los olivares recolectados en noviembre. En cualquier caso, le preocupa la reducción en las dotaciones de agua destinada para el regadío.
El consultor estratégico Juan Vilar no tiene duda de que la próxima cosecha no superará la catalogación de media y en el resto de países productores podría ser de “media-altita”, con una producción mundial que podría crecer un diez por ciento y con un consumo “robusto y estable”, aunque aún es pronto para presagiar de forma certera cómo será finalmente la venidera cosecha en términos globales.
