Jaime Lillo se ha convertido desde el 1 de enero de este año en el primer español que dirige el Consejo Oleícola Internacional (COI) al ostentar la dirección ejecutiva en sustitución del tunecino Abdellatif Ghedira, con lo que asume este cargo por un periodo de cuatro años con posibilidad de una prórroga de cuatro más. Jaime Lillo es ingeniero agrónomo y cuenta con una dilatada trayectoria y experiencia en asuntos agrarios, tanto en España como en el seno de la Unión Europea. La candidatura de Jaime Lillo para dirigir el COI fue propuesta por el Ministerio de Agricultura de España y contaba con el respaldo de la Unión Europea, una decisión a la que se sumaron el Consejo de Miembros del COI, compuesto por 19 miembros (la Unión Europea participa como miembro único) y 45 países, además de numerosos países observadores. El Consejo Oleícola Internacional es la única organización internacional intergubernamental dedicada al aceite de oliva y las aceitunas de mesa. Tiene su sede en Madrid, desde 1959, donde se creó bajo los auspicios de las Naciones Unidas

¿Quién es Jaime Lillo?

Un ingeniero agrónomo que lleva 25 años trabajando entre el Ministerio de Agricultura, la Comisión Europea y organismos internacionales, en el ámbito de la agricultura, la alimentación y el desarrollo rural. Los últimos 7 años he estado al frente de las actividades operacionales del COI, como director ejecutivo adjunto, en el ámbito de la normalización, cooperación técnica, economía y promoción. Antes de llegar al COI fui durante cinco años el Consejero Jefe para la Agricultura, Pesca y Alimentación en la Representación Permanente de España ante la UE.

¿Con qué objetivos afronta el cargo de director ejecutivo del COI?

Por una parte, seguir impulsando la producción, calidad y consumo de los aceites de oliva y las aceitunas de mesa. Para ello es preciso avanzar en la armonización de las normas internacionales, fomentar buenas prácticas en la producción e innovación, particularmente en los aspectos de sostenibilidad y economía circular,  premiar la calidad y responder al desafío del cambio climático.

Por otra parte, acercar el COI a los grandes países consumidores y productores no tradicionales como Estados Unidos, Brasil, Japón y China, entre otros.

También me gustaría que el sector sientiese el COI más cercano.

¿Qué le parece que sea el primer español que dirige este organismo en sus casi 65 años de historia?

Que ya era hora. España ostenta la sede del COI y es el gran líder en producción, comercialización y exportación de aceites de oliva y aceitunas de mesa. Creo que eso ha contribuido a que no haya habido antes directores españoles. Por mi parte lo asumo con orgullo, responsabilidad y vocación de servicio a todos los miembros del COI.

¿Cómo valora la situación del sector del olivar y de los aceites de oliva?

Es un sector impresionante. No creo que haya otro sector agrario con una evolución tan extraordinaria como la que ha protagonizado el sector del olivar y de los aceites de oliva en los últimos años. En el cultivo del olivo hay una auténtica revolución. El aumento de  calidad de los aceites, en particular los virgen extra, era impensables hace 20 años. La comercialización, sobre todo en los mercados de exportación. Veo un sector en crecimiento, en un proceso intenso de modernización, innovación e internacionalización.

¿Qué futuro vislumbras para el sector oleícola?

Yo soy optimista, cada vez más consumidores descubren los aceites de oliva y valoran su calidad, no me refiero sólo en España, sino en el mundo. Cada vez hay más gente que quiere disfrutar de la vida de una manera sana y sostenible.

¿Cuáles son sus principales retos?

En mi opinión, el principal reto es el cambio climático. Tanto en el ámbito de la adaptación del cultivo, donde ya estamos observando las consecuencias. No se recuerdan dos campañas cortas consecutivas.  Hay que trabajar a todos los niveles, desde el estudio de las variedades genéticas con más capacidad de adaptación a altas temperaturas y escasez de agua, como en el desarrollo de una política hidráulica y de regadío sostenible, como en la prácticas de cultivo y gestión de la cubierta vegetal. Pero también en ámbito de la mitigación,  donde el olivar contribuye secuestrando Co2 de la Atmósfera. Mucha gente desconoce que detrás de los aceites, o las aceitunas ,hay más de 11 millones de hectáreas de olivar que funcionan como un auténtico bosque mediterráneo domesticado.

El otro gran reto es la creación de valor. En mi opinión los aceites de oliva, y sobre todo el virgen extra, deben aspirar a tener un valor apropiado y más estable. Es un producto extraordinario que no debería funcionar como un producto básico, particularmente en los mercados internacionales.

¿Qué le sobra y qué le falta a este sector?

Quizá lo que le sobra son algunas prácticas minoritarias ilicitas que pueden hacer mucho ruido y mucho daño. Por la codicia de unos pocos se puede hacer un gran daño a la imagen del conjunto del sector. Debemos ser extremadamente cuidadosos en el cumplimiento de las normas, la confianza del consumidor es esencial.

Le falta un poco de estabilidad, hay mucho sobresalto, lo vemos en la volatilidad de los precios.

¿Qué opinión tiene de los precios del aceite de oliva en máximos históricos y de su volatilidad?

La volatilidad de precios no es deseable, deberíamos aspirar a un poco de estabilidad. Los máximos históricos me parecen muy interesantes, hay mercados que han mantenido el ritmo de consumo a esos precios. Tampoco era normal los precios bajos que hemos visto no hace tanto tiempo.

¿Y del retroceso del consumo y del descenso de la comercialización en esta campaña?

El retroceso del consumo no ha sido igual en distintos países y categorías,. Estoy convencido que en cuanto haya más aceite se recuperará la senda de crecimiento de consumo y comercialización en términos mundiales.

¿Cómo valora la promoción de los aceites de oliva, la conquista de nuevos consumidores y nuevos mercados?

Es clave. Hace ya años que observamos un desplazamiento del consumo hacia países no tradicionales, alejados de la cuenca mediterránea. El crecimiento de consumo está en Estados unidos, Brasil, Canadá, Japón, Australia y China que está empezando a despertar su interés y muchos otros que están llegando. La promoción es el motor. Como decía antes, cada vez hay más personas que quieren vivir mejor, con una dieta más saludable, preocupados por la sostenibilidad y el cambio climático, sin renunciar al disfrute de la comida. Tenemos el viento a favor. 

¿Es la emergencia climática el principal riesgo para el olivar?

Yo pienso que sí. Pero más que preocuparse, se trata de ocuparse. El olivo es una de las plantas más resilientes, hay que entenderlo, investigarlo al olivo y su interacción con el cambio climático. Le he propuesto a los miembros que haya una línea de trabajo sobre la emergencia climática durante los próximos años. Ya estamos trabajando.   Confío en que encontraremos soluciones, pero el riesgo es real.

¿Puede ser rentable y sostenible a la vez este cultivo?

Sin duda, cada vez es más una exigencia. Desde mi punto de vista el olivar está en una situación privilegiada cuando hablamos de sostenibilidad, biodiversidad o cambio climático. Si lo comparamos con otros aceites o grasas, hay mucho que contar y poner en valor. Es algo que también he propuesto a los miembros del COI para trabajar en los próximos años. Al igual que se ha logrado identificar el aceite de oliva con la salud, debemos conseguir identificarlo con la sostenibilidad.

¿Qué futuro le espera al olivar tradicional frente a otras tipologías de cultivo?

Es difícil generalizar. El tamaño de explotación, la pendiente, la disponibilidad de agua, hay muchos factores, pero las tendencias son la diferenciación o la reconversión. En cualquier caso, también hay vida para el olivar tradicional.

Calidad, concentración y comercialización, las famosas tres C, ¿qué opina a este respecto?

Muy importantes, se ha avanzado mucho, añadiría la V de valor y la S de sostenibilidad.

¿Cree que hay que impulsar una mejor armonización de las normas internacionales?

Lo creo y nos ocupamos de ello. Unas normas internacionales armonizadas facilitan el comercio, aportan seguridad a los operadores y a los consumidores.  En la actualidad los aceites de oliva y las aceitunas de mesa están en plena expansión comercial. En el caso de las aceitunas de mesa ya hay una armonización de normas. En el caso de los aceites de oliva el nivel de armonización es grande en torno a la norma del COI pero hay que seguir trabajando. Actualmente, se está revisando la norma de los aceites de oliva del  CODEX, es una oportunidad para mejorar la armonización y desde el COI trabajamos intensamente en aportar una base científica que facilite la armonización.

¿Considera que hay que intensificar la labor de control e inspección para evitar fraudes?

Me parecen muy interesante las iniciativas de autocontrol dentro del sector que es el primer interesado en proteger la imagen del producto. Cada vez hay más interés en los grandes países consumidores por mejorar la labor de control y lucha contra el fraude. En aquellos mercados donde no hay controles evidentemente el riesgo de fraude es mayor.  La UE, como es lógico, está a la cabeza en materia de control e inspección de los aceites de oliva. En mi opinión, el ruido que provoca la sospecha del fraude, es “el talón de Aquiles”, si me permites la expresión. No hay que olvidar que es un producto más caro que otros aceites y la confianza del consumidor es imprescindible y frágil. Lamentablemente el fraude atrae mucho el interés de los medios de comunicación,  en mi opinión se magnifica, creando una sombra de duda a veces desproporcionada, por eso hay que ser muy exigentes en el cumplimiento de las normas. Hemos visto como se ha frenado el consumo durante años en determinados mercados por la desconfianza en los aceites de importación.

Exprese su opinión respecto a estos asuntos:

 Etiquetado.

Necesita mejorar (en materia de salud, particularmente)

Regadío.

Más inversión, nuevos regadíos y más eficiencia.

Paneles de cata y nariz electrónica

Complementarios

Importaciones de terceros países.

Necesarias. Veo más complementariedad que competencia.

Aceituna de mesa.

El mejor aperitivo y gran ingrediente. Buen futuro.

Investigación y salud

Piedra angular de la internacionalización del consumo de aceite

Créditos de carbono.

Presente

Subproductos del olivar y economía circular

Mucho potencial. Más que subproductos, coproductos.

Otras consideraciones que quieras apuntar.

Darte las gracias, por tu trabajo, siempre informando puntualmente y aportando reflexiones oportunas.

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