España ha comercializado en la pasada campaña oleícola 2022-2023 casi 600.000 toneladas de aceites de oliva menos respecto a la 2021-2022, con 800.000 toneladas de disponibilidad de producto inferior a la anterior y con precios en máximos históricos. Así lo ha contrastado Oleum Xauen en la interpretación de los datos de las campañas 2021-2022 y 2022-2023, con cifras de la Agencia de Información y Control Alimentario (AICA).

La comercialización de aceites de oliva en la pasada campaña oleícola ha sido de 1.083.166 toneladas frente a 1.674.970 de la campaña 2021-2022, que supuso el récord de ventas. Eso ha dado un promedio mensual de algo más de 90.000 toneladas comercializadas en la pasada campaña cuando en la anterior casi se acercó a las 140.000. De esa cantidad, 715.000 fueron exportaciones y unas 368.000 se destinaron al consumo interior. Una campaña antes a la mencionada, las exportaciones fueron de 1.080.000 y el mercado interior llegó a las casi 602.000 toneladas de aceites de oliva.

Mientras, la disponibilidad de producto (existencias, producción e importaciones) en la campaña 2022-2023 ha sido de 1.330.500 frente a 2.126.700 de la anterior, casi 800.000 toneladas menos debido a la escasa producción como consecuencia de la emergencia climática que ha agravado el estrés hídrico del olivar por la prolongada falta de lluvias y por las reiteradas olas de calor.

La producción de la pasada campaña se ha aproximado a las 666.000 toneladas de aceites de oliva, la segunda peor campaña del siglo XXI, frente a las 1.493.000 que se registraron en la 2021-2022.  Las importaciones, entre tanto, han ascendido en la pasada campaña a las 210.100 toneladas cuando en la precedente alcanzaron las 210.200. Y las existencias, por su parte, han superado las 248.000 a finales de septiembre en comparación con las 454.607 con las que finalizó la campaña 2021-2022, un enlace de campaña mucho mayor.

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