La campaña oleícola 2021-2002 ha entrado ya en su último mes con precios en el mercado de origen que van camino de máximos históricos, con incrementos significativos en los costes de producción, sobre todo de la energía y de los carburantes, y con una comercialización que podría apuntar a récord de ventas.

Termina una campaña oleícola catalogada de media-alta, con 1.488.000 toneladas de aceites de oliva y con unos precios que se aproximan ya a los cuatro euros el kilo y con diferenciales de cotizaciones muy estrechos entre calidades. Y eso se produce en un escenario en el que se podría superar o acercarse al récord de ventas, establecido en algo más de 1.641.000 toneladas en la campaña 2013-2014 frente a las casi 1,4 que se habían alcanzado entre los meses de octubre y julio pasado.  

Hasta el 31 de julio se han importado 180.800 toneladas de aceites de oliva; se han exportado 894.000 y 500.400 han ido al mercado interior, lo que da un resultado comercializador de 1.394.400 toneladas en estos diez meses, y unas existencias a 31 de julio de 698.000, cantidad que se estima suficiente por cuanto podría quedar un enlace de unas 500.000 toneladas para el inicio de la venidera campaña oleícola 2022-2023. Otra cosa será la disponibilidad de aceite de oliva para la próxima campaña, en la que se prevé una considerable reducción de cosecha por el estrés hídrico del olivar, las altas temperaturas y el mal cuajado del fruto por una adversa floración y polinización.

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