La delegada territorial de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Junta de Andalucía, Soledad Aranda, ha resaltado en la jornada organizada por COAG el carácter “esencial y estratégico” de la investigación y la adopción de medidas de adaptación y mitigación frente al impacto del cambio climático en el sector agrario jiennense y el del olivar, uno de los principales motores de la economía provincia.

La responsable de Agricultura ha clausurado el encuentro organizado por COAG “Empieza la cuenta atrás, impactos del cambio climático en la agricultura española, perspectivas para el cultivo del olivar en Andalucía en 2050”, celebrado en Ifeja, con el secretario general de COAG, Miguel Padilla, y el secretario general de COAG Jaén, Juan Luis Ávila.

Soledad Aranda se ha referido a la fuerte dependencia del sector agrario de las condiciones climáticas, que lo hace vulnerable a los efectos del cambio climático, mientras que tiene un papel beneficioso en la mitigación del calentamiento global actuando como sumidero de CO2. Esto se produce a través de la capacidad que tienen determinados ecosistemas, fundamentalmente los cultivos leñosos y los pastos, de captar este nocivo gas desde la atmósfera y almacenarlo en estructuras vegetativas permanentes para finalmente trasladarlo al suelo, incrementando su contenido de materia orgánica.

“Andalucía, por su situación geográfica y sus características socioeconómicas, es una región altamente vulnerable a los impactos del cambio climático, lo que implica una serie de riesgos que es necesario abordar desde el sector, las administraciones públicas y el conjunto de la sociedad”, ha explicado la responsable de Agricultura.

Efectos como los cambios en las orientaciones y productividad de las explotaciones agrícolas y ganaderas o sobre los recursos hídricos, con disminución de la calidad y la disponibilidad del agua; incremento de la incidencia de plagas y enfermedades, así como afecciones sobre la biodiversidad requieren poner en marcha medidas de adaptación y aprovechar las oportunidades que puedan generarse.

En cuanto a las políticas de mitigación, se destinan a reducir y compensar las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera con una adecuada gestión de suelos agrícolas, prácticas sostenibles en la actividad ganadera y la agroindustria, utilización de energías renovables, además del uso eficiente del agua.

“Es necesario que las administraciones públicas sigamos diseñando políticas para ayudar al sector a implementar estas prácticas, como estamos haciendo desde la Consejería que dirige Carmen Crespo”, ha agregado la delegada territorial.

Inversiones para afrontar los retos

Soledad Aranda se ha referido al Programa de Desarrollo Rural como marco normativo de referencia para contrarrestar los efectos del cambio climático en el medio rural con medidas como las Inversiones en modernización de explotaciones y agroindustrias, relacionadas con la eficiencia en el uso del agua, eficiencia energética, uso de energías renovables, reducción del impacto ambiental, valorización de subproductos y residuos, líneas de trabajo que en la pasada legislatura han supuesto la movilización de 66 millones solo para el sector del olivar jiennense.

La Consejería también ha invertido en infraestructuras tanto agrarias como de regadíos para fomentar la eficiencia en el uso del agua y la energía, un aspecto en el que la  provincia de Jaén es un ejemplo a seguir por su iniciativa. En la última convocatoria para autoproducción de energía en regadíos y aguas regeneradas, de las 52 solicitudes que se han presentado, 20 son de la provincia de Jaén. 

Otras medias son las prácticas agrarias favorecedoras del agroambiente y el clima como el control de erosión mediante cubiertas naturales, agricultura de conservación, mejora de la estructura del suelo; el fomento de razas autóctonas (más adaptadas al medio) o la producción ecológica.

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