La climatología sigue marcando el ritmo del sector oleícola, del desarrollo de la planta y del fruto. Nos encontramos en plena parada estival; el hueso de la aceituna ha terminado de conformarse en todas las zonas de la comarca de la Sierra de Cazorla y el olivo, una vez que esto sucede, ralentiza su actividad para defenderse de las altas temperaturas de esta época del año.

 La pluviometría ha sido prácticamente nula durante las últimas semanas; alguna tormenta muy localizada que no ha tenido ninguna repercusión en la comarca. Pero es ahora, cuando se ha conformado el hueso, el momento de hacer las primeras estimaciones de cosecha en el Consejo Regulador de la DOP Sierra de Cazorla.

En concreto estas estimaciones se realizan visitando varios puntos de la comarca, estaciones de control donde no solamente se ven las potenciales plagas, la evolución del fruto…, sino que también se hace un monitoreo y una estimación de la media de frutos por brote. Además, gracias a estas estaciones de control, el Consejo Regulador cuenta con un histórico importante de cómo se relacionan los datos de cosecha de estas estaciones de control con la cosecha global final en la comarca de la Sierra de Cazorla, pudiendo así establecer un modelo predictivo que aporta mucha información y orientación de lo que puede ser una producción a nivel general.

En el punto en el que nos encontramos ahora mismo y hasta la recolección de la aceituna, que se produce en la recta final del año, hay cuatro meses en los que dependiendo de lo que suceda, sobre todo meteorológicamente hablando, el fruto se desarrollará de mejor o de peor manera. Si al fruto no le falta agua, tendrá un desarrollo pleno; sin embargo, si tiene carencia, como casi con toda probabilidad sucederá, se desarrollará de forma deficiente.

Un fruto que esté bien desarrollado puede llegar a pesar entre 3 y 4 gramos de media. De este peso, el porcentaje se reparte de la siguiente manera: un 50-60% será agua, un 20-25% será el aceite, y el resto serán el hueso, la pulpa y la piel.

Sin embargo, si la aceituna no se desarrolla bien, que suele ocurrir cuando hay falta de agua, su calibre y consecuentemente el peso disminuirá a una media de entre 1 y 2 gramos; por tanto, el contenido de aceite y en definitiva la formación del mismo en la aceituna disminuirá de forma muy notable.

Por ello lo que ocurra en estos meses tendrá una gran importancia en cuanto al desarrollo del fruto y finalmente en el peso de la próxima cosecha.

Estimaciones

Gracias a los datos tomados en las estaciones de control, el Consejo Regulador hace las primeras estimaciones, que hablan de una horquilla de entre 130 y 170 millones de kilos de aceituna; variabilidad que estará muy determinada por los condicionantes antes mencionados: clima, desarrollo potencial del fruto…

El pasado año la producción fue de 205 millones de kilos de aceituna y, si las estimaciones de este año se cumplen, estaríamos ante una campaña claramente inferior. De hecho, sobre los datos muestreados, el pasado año la media de frutos por brote fue de 4,05 frutos y este año la media está siendo de 2,07, prácticamente la mitad. Además, esta variación se acentúa más en las zonas de secano que en las de riego, donde el fruto se mantiene en unas condiciones más favorables.

Todo esto encaja con lo que el Consejo Regulador estimaba la pasada primavera: la sensación general de que la sequía había terminado porque estaba lloviendo mucho, era generalizada a nivel nacional; sin embargo, en la comarca de la Sierra de Cazorla no ha llovido tan abundantemente como en otras zonas, y esto se está empezando a reflejar con claridad en las primeras estimaciones de cosecha realizadas.

Tal cual se está desarrollando la aceituna, sobre todo en parcelas con limitación de agua, si las altas temperaturas persisten hasta bien entrado el otoño y si las primeras lluvias otoñales se retrasan, como ha ocurrido durante los últimos años, el sector probablemente tenga que prepararse para otro año con rendimientos bajos en la aceituna, porque si el fruto no se desarrolla bien, tampoco lo hará la producción de aceite en el mismo. Además, es posible que al haber zonas con menos cosecha, la madurez de la aceituna de estas zonas se adelante con respecto a una campaña de producción normal, lo que debería provocar el adelantamiento de la recolección, para evitar que la calidad media de los aceites producidos se resienta.

 «A pesar de esta previsible situación actual, estaremos atentos a cómo evoluciona el desarrollo de nuestros olivares durante estos próximos meses, que serán la recta final en la que nuestros agricultores y la madre naturaleza lo darán todo para producir un producto único y singular como el aceite de oliva virgen extra con Denominación de Origen Sierra de Cazorla», concluyen desde el Consejo Regulador.

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