Estamos en la gran semana de Expoliva, una buena noticia que puede servir de revulsivo y de antídoto al alicaído estado de ánimo del sector oleícola como consecuencia del sombrío panorama que se cierne sobre el mismo como consecuencia de la emergencia climática y de factores varios.
Expoliva siempre ha sido la alegría del aceite; y en esta ocasión, aunque no pinte bien el decorado, también lo va a ser porque la bienal es una bocanada de aire fresco que insufla optimismo y siempre representa una oportunidad de negocio para los profesionales relacionados con el mundo del olivar y de los aceites de oliva. Por eso conviene no fustigarse en demasía y ver las oportunidades entre tanto ruido y desaliento, reconociendo que la botella está como está, ni medio llena ni medio vacía. Está en un compás de espera de incertidumbre y de turbulencias que más tarde o más temprano pasarán.
No sé si cualquier tiempo pasado fue mejor, pero nadie puede discutir el espectacular salto cualitativo y cuantitativo experimentado en el sector oleícola. Basta sólo con echar la vista atrás y mirar por el retrovisor de la historia para cerciorarnos y comprobar de manera palmaria la gran metamorfosis que se ha producido, la noche y el día. Expoliva es buen botón de muestra. De una feria modestísima se ha pasado una bienal dinámica, robusta y muy viva en estos 40 años y en estas 21 ediciones. Y eso ha sido fruto del esfuerzo de mucha gente, sostenido en el tiempo y desde el epicentro de la producción que es la provincia de Jaén.
Ahora bien, conviene no bajar la guardia ni mirarnos el ombligo porque todo es susceptible de mejorar y de empeorar. Por eso hay que estar en guardia y alerta ante cualquier amenaza y tener un proceso de escucha activa sobre toda debilidad que se detecte. Siempre hay margen de mejora. Renovación, innovación y desarrollo deben ser pilares sobre los que hay que seguir trabajando, y siempre de la mano del sector, a la vanguardia para vigorizar la propuesta ferial de la principal muestra monoproducto y dándole todas las manos de barniz que sean precisas para no poner en peligro el incuestionable liderazgo que hoy ostenta. El presente de Expoliva es incontrovertible. Y el futuro no está escrito. Por eso tenemos que seguir ganándolo en el día a día para que ningún hipotético competidor pueda eclipsar la bienal del aceite de oliva y sus industrias afines.
*Asensio López, director de Oleum Xauen