Los cinco primeros meses de esta campaña oleícola 2022-2023 ( de octubre a febrero) han constatado un descenso de la producción, el consumo interior, las exportaciones, la comercialización y las existencias de aceites de oliva, así como un aumento de las importaciones respecto a la anterior campaña 2021-2022, además del incremento de las cotizaciones en el mercado de origen y de los costes de producción.

Se constata la disminución de los recursos totales de la campaña debido a la fuerte caída de la producción y la reducción de la comercialización respecto a la pasada campaña y la media de las últimas cuatro campañas. Hasta el pasado 28 de febrero se han producido en España casi 652.000 toneladas de aceites de oliva, cifra que supone la segunda peor cosecha de este siglo XXI. Es un 54 por ciento menos que la media de las últimas cuatro años y un 55 por ciento menos que la precedente, según los datos de la Agencia de Información y Control Alimentario (AICA).

Las importaciones, en cambio, se han incrementado en estos cinco meses en un 55 por ciento respecto a la media de las últimas cuatro cosechas y en un 29% frente a la anterior. En estos cinco primeros meses se han importado 122.400 toneladas de aceites de oliva. Las exportaciones ascendían a 28 de febrero a 739.000 toneladas de aceites de oliva, un 45 por ciento menos que en la pasada.

Por otra parte, el consumo interior alcanza las 167.500 toneladas de aceites de oliva desde octubre a febrero, un 31 por ciento menos que en la pasada, mientras que las exportaciones han totalizado casi 322.000 toneladas, un 20% menos que en la 2021-2022. Estas cifras suman una comercialización total en este periodo de 489.400 toneladas , un 24 por ciento menos que en la anterior, lo que hace que la media mensual no llegue a las 98.000 toneladas de aceites de oliva.

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