Los buenos precios de los aceites de oliva en el mercado de origen y su gran comercialización son los dos aspectos positivos más sobresalientes de esta campaña oleícola 2021-2022, un binomio que es realmente extraordinario porque se está vendiendo mucho aceite y a unos precios más que competitivos.

Volumen y valor para dos indicadores como el de las cotizaciones y la comercialización que no suelen ir de la mano y que ahora están en la senda de llegar a máximos históricos o quedarse muy cerca en la actual campaña a la que le resta apenas un mes de duración. Eso demuestra que buena comercialización y buenos precios no son variables antagónicas y que se puede vender a precios dignos incluso cuando hay buena cosecha. Argumento y realidad que desmonta ese viejo axioma de precios bajos en grandes campañas o elevadas cotizaciones en pírricas coyunturas.

El récord de comercialización está establecido en España en 1.641.300 toneladas de aceites de oliva en la campaña 2013-2014, la de la plusmarca de producción (1.781.000), de las cuales 1,1 millones de toneladas fueron exportaciones, variable que también ha pasado a la historia como el récord exportador. .Una comercialización que se quedó, sin embargo, a menos de 1.000 toneladas de batir su récord en la campaña 2020-2021, con 1.640.470.

Y con los precios camino de los cuatro euros, cuyo máximo histórico está en operaciones a 4,5 euros en el mercado de origen durante agosto de 2015, con precios similares a los actuales en la campaña 2016-2017 y con los de la paupérrima 1994-1995, la de la pertinaz y severa sequía que sólo dejó 97.000 toneladas de aceites de oliva en Jaén. Ese dato nos da una idea de la desastrosa producción y, en consecuencia, del considerable aumento de los precios cuando todavía se vendía y compraba en pesetas.

Pero como casi todo en la vida, hay una cara y una cruz; pros y contras;  ventajas e inconvenientes. El principal riesgo que observo con  esta escalada sostenida de los precios en el mercado de origen es que se pueda resentir el consumo por parte de los consumidores que tanto cuesta fidelizar para la mejor y más saludable grasa vegetal. Y al mismo tiempo que se pueda frenar la promoción que tan buen resultado está dando. Sin olvidar que no hay que descuidar la apuesta decidida por la calidad de los aceites de oliva por esos mínimos diferenciales de precios entre calidades que pueden desincentivar la consecución de los mejores aceites de oliva.

Por lo demás, ya barruntan ustedes cómo se presenta el futuro próximo, que por supuesto no está escrito, pero que no pinta muy bien con los costes de producción disparados por el aumento del coste de la vida, por la prolongada sequía, las pésimas expectativas de producción, pero eso será un capítulo a analizar en próximas tribunas de opinión para no aguar el buen momento por el que atraviesa el sector en cuanto a buenos precios y comercialización. 

*Asensio López, director de la Oleum Xauen

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