Ahora más que nunca, en estos tiempos difíciles y complejos para el olivar y los aceites de oliva, es cuando no hay que bajar la guardia de ninguna de las maneras ni dar un paso atrás en cuanto a promoción y divulgación de las excelentes propiedades y bondades saludables que atesora este producto base fundamental de la dieta mediterránea. Por eso, no podemos dar por sentado que el AOVE, como el buen paño, se va a vender solo y nos lo van a quitar de las manos si no hay detrás una verdadera estrategia de impulso, fomento y difusión de sus excelencias y beneficios.
Es de sobra conocido que vivimos un tiempo inédito en el sector oleícola por cuanto las adversas condiciones meteorológicas de la emergencia climática (prolongada falta de lluvias y olas de calor) han traído dos paupérrimas cosechas consecutivas, una exigua oferta y un considerable aumento de precios. Un escenario que a su vez ha motivado un cambio de hábitos, primero, y un cierto efecto sustitutivo a otras grasas, posteriormente, con lo cual la promoción, un intangible que es lluvia fina y que se ha trabajado bien en los últimos años, se resiente, se puede estancar o incluso podemos perder posicionamiento y cuota de mercado para la grasa más saludable, con lo que ha costado llegar a colocar este producto en el lugar que se merece en cuanto a una mayor penetración de más consumidores, de nuevos mercados y de consolidar los emergentes.
Independientemente de cómo venga la próxima cosecha de la que será la campaña 2024-2025, para lo que ya analizaremos posteriormente la floración, la polinización y el cuajado entre finales de abril y hasta San Juan para ver cómo tira el olivo en una primera etapa, ahora es tiempo de gestionar y administrar lo mejor posible lo que hay hasta que llegue el próximo octubre, mes en el que se recogerán los primeros frutos y comenzarán a producirse los aceites tempranos.
Y para eso es necesario saber que a finales de enero quedaban en España unas 735.000 toneladas de existencias, casi 402.000 en Andalucía y más de 165.000 en la provincia de Jaén. Y eso, siendo conscientes que las salidas mensuales han superado las 80.000 toneladas de aceites de oliva de media al mes en esta campaña 2023-2024 (de octubre a enero). Por lo que de seguir esta tendencia, el aceite disponible para afrontar lo que queda de campaña vendrá muy justo para atender a los mercados en estas excepcionales circunstancias. No hay que ser gran adivino para pronosticar que el enlace de campaña será muy escaso, pero no me aventuro a asegurar si los precios llegarán a los dos dígitos en el mercado de origen, una cuestión que dependerá de factores varios.
Sea el que sea y venga la venidera campaña como venga, sostengo, en cualquier caso, que no cesen las campañas de información y de promoción, o incluso que se redoblen, para explicar esta situación y para insistir en las bondades nutritivas y saludables de los aceites de oliva con el objetivo de estar bien posicionados para cuando vengan cosechas medias y altas, que vendrán, y para lo que necesitamos un ejército de muchos consumidores y de mercados para vender el producto con valor y volumen.
*Asensio López, director de Oleum Xauen