Llevamos 25 campañas oleícolas en este siglo XXI y el mantra del cosechón de aceites de oliva al que tanto se alude y masculla aún no ha llegado en España. No se ha sobrepasado el umbral de los dos millones de toneladas, una barrera que no parece fácil de superar, visto lo visto con los datos en la mano, aunque alguna vez llegará, como el cuento del lobo. Un listón que se quedó clavado en el récord de los casi 1,8 millones de toneladas de aceites de oliva producidas en España.
Fue en la campaña 2018-2019 cuando se alcanzó el récord en términos de producción con 1.793.500 toneladas de aceites de oliva, seguida de la 2013-2014, con 1.781.500, y la 2011-2012, con 1.615.000. Salvando estas tres campañas oleícolas, ya no ha habido más en este cuarto de siglo en las que se haya sobrepasado el millón y medio de toneladas, por lo que el promedio en estos 25 años se sitúa en los 1,2 millones de toneladas. Y hasta en ocho campañas la producción ha estado por debajo del millón de toneladas en el territorio nacional.
Y eso pese a la mayor superficie productiva de olivar, la apuesta decidida por la promoción y el contrastado aumento del consumo en este siglo XXI, pero el cosechón no ha llegado aún. Las causas parecen claras, y hay que buscarlas entre la vecería, los efectos del cambio climático, los prolongados ciclos secos, la pertinaz sequía, las reiteradas olas de calor, los bajos rendimientos medios; en definitiva, la emergencia climática que motiva que la producción no sea todo lo normal que debería ser deseable.
No obstante, conviene puntualizar que hay que estar preparados para cuando llegue el cosechón al que tanto se apunta, como martillo pilón, para vender el elevado volumen con valor, con precios justos para los productores y razonables para los consumidores. Porque venderse, se vende, no tengan la menor de las dudas; el mérito está en saberlo vender bien y de forma equilibrada sin que quede un estocaje muy amplio o sin tirar los precios, tampoco que estén por las nubes. En el término medio dicen que está la virtud.
Por eso, no es de extrañar que en esta pasada campaña que acaba de terminar tengamos unos de los enlaces más bajos del siglo XXI, aunque, pese a todo, habrá una disponibilidad de 1,5 millones de toneladas de aceites de oliva para afrontar esta campaña 2024-2025 (estimación más enlace, sin contar importaciones), con la gran incógnita de comprobar si se producirá el deshielo, la desescalada o el aterrizaje suave en las cotizaciones de los aceites de oliva en el mercado de origen y, consecuentemente, en el de destino.
Asensio López, director de Oleum Xauen