Veo ya a los profesionales que viven de una manera u otra del sector del olivar y de los aceites “a tope de power”, si se me permite esta expresión moderna que se ha puesto de moda, en este mes de septiembre en el que se ha vuelto con renovadas fuerzas y llenos de energía. Y eso es posiblemente consecuencia del cambio de ciclo de vuelta a la normalidad, de la nueva dinámica, de un nuevo estado de ánimo y de los brotes verdes que se observan en este querido mundo nuestro del olivar y de los aceites de oliva tras este bienio negro que ha sido inédito y del que deberíamos haber aprendido todos las lecciones y las enseñanzas que nos deja.  

Estamos a punto de dar carpetazo a la campaña oleícola 2023-2024, que analizándola con detenimiento y con los datos en la mano no ha ido tan mal ni ha sido tan nefasta de acuerdo con la situación tan negativa desde la que se partía. El ritmo de comercialización de aceites de oliva ha sido moderadamente discreto, con unos buenos precios medios y con un producto que el consumidor, en general, ha interiorizado con fidelidad y no ha banalizado para nada. De ahí el escaso estock que queda de existencias hasta que a mediados de noviembre no se intensifique la recolección del fruto, más allá de la “cosechilla temprana” y de los primeros aceites que elaboren otros países en octubre.

Y ahora hay que trabajar la inminente campaña 2024-2025, en cuyos días previos observo con cierto asombro que hay como sobreabundancia y excesivas convocatorias de actos, eventos, encuentros y jornadas varias sobre el olivar y los aceites de oliva, en ocasiones con los mismos actores y similares mensajes, con un relato la mayoría de las veces muy manoseado y ya requeteconocido por el público más especializado e ilustrado en la materia.  Mucha narrativa, demasiada teoría; cuando creo, honestamente, que de lo que se trata es de llevar todas las recomendaciones y sugerencias de una vez por todas a la práctica, de pasar a la acción, con orientaciones claras por parte de liderazgos con carisma, con discurso, con frescura y alejados de tanta teoría, de tanto alegato insulso y homilías oleícolas poco útiles, no exentas en ocasiones de muchas perogrulladas y obviedades.

*Asensio López, director de Oleum Xauen

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