Veníamos de una cosecha de aceituna que para nada ha sido mala (media con tendencia al alza, cerca de 1,5 millones de toneladas de aceites de oliva en España) y vamos a por otra, la de la venidera campaña oleícola 2022/2023, con expectativas de producción que se han visto truncadas muy a la baja, aunque sea prematuro y aventurado todavía emitir juicios de valor con un mínimo sostén argumental de credibilidad y solvencia, porque estamos en los albores de un proceso que aún tiene un largo recorrido con la evolución del verano y las primeras semanas del otoño. Pero ya el decorado invita a pensar que puede ser baja sin paliativos.

Los 66 millones de olivos de Jaén pintan mal sus ramas del preciado fruto, en líneas generales, o no tan bien como sería deseable por los contratiempos y desarreglos producidos en la crucial etapa de la floración, polinización y cuajado del fruto, desarrollada entre finales de abril y este mes de junio. El estrés hídrico del olivar, los episodios de lluvias durante este ciclo vital y, sobre todo, las altas temperaturas, con olas de calor intensas y extraordinarias, han supuesto un calvario para el olivo, pese a que es un árbol muy agradecido y resistente prácticamente a todo; por lo que, salvo error de bulto en las apreciaciones de campo, van a dar al traste con lo que un principio pintaba bien y tenía un buen aroma, la misma que el olor que desprenden los buenos zumos naturales de aceituna de la cosecha temprana.  

San Juan y los días finales de este mes de junio constituyen el primer test medianamente fiable para hacer pronósticos con un mínimo de fundamento, un termómetro serio sobre el  que hacer una primera medición en las estimaciones, o mejor dicho una primera y rigurosa aproximación de cómo viene la cosecha, de cómo viste el olivo, cómo está el árbol y cómo puede quedar hasta tanto llega la hora de la verdad de la recolección en esa prodigiosa alianza que conforma la naturaleza y el olivarero. Y luego, ya a finales de septiembre, será la hora del avance de cosecha (aforo) de la Consejería de Agricultura que arrojará, con la experiencia y el oficio del equipo redactor, un poco más de luz sobre la cantidad de aceite de oliva que tiene el olivo y con qué rendimiento graso.  

Por eso, con la prudencia que aconsejan los tiempos y la necesaria cautela de un producto condicionado siempre por la meteorología, Oleum Xauen ha realizado un muestreo con los que suelen estar a pie de campo, con los que pisan la cubierta vegetal, al objeto de pulsar sus puntos de vista sobre cómo está el olivar actualmente y cómo se podría sustanciar en términos cuantitativos una vez que concluya la recogida del fruto, allá por el próximo mes de marzo. Ya les anticipo, en cualquier caso, que hay poco optimismo y que hay unanimidad en que la próxima campaña será inferior en términos de cantidad respecto a ésta que ya enfila su recta final. Y una cosa conviene dejar clara; las estimaciones y sensaciones, pronósticos son; y las cifras finales de producción, el balance definitivo de la AICA, es el que realmente cuenta.

José Antonio Jiménez, de Oleícola San Francisco (Esencial Olive) de Begíjar con sede social en Baeza, recuerda que había “una muestra estupenda en primavera”, pero los peores presagios por las olas de calor se han cumplido, por lo que la merma es manifiesta. Por eso califica de “complicada” la situación  y en este sentido barrunta “un otoño complicado” también por el incremento de los costes de producción. Por su parte, el consultor estratégico Juan Vilar no se anda por las ramas y va al grano: “Habrá 1,2 millones de toneladas o 1,3, como mucho”.

El director de la Asociación Española de Municipios del Olivo (AEMO), José María Penco,  cree que la cosecha tendrá la calificación de “media-baja” y considera aventurado dar cifras hasta ver la evolución del fruto. Sí tiene claro que será muy inferior a la pasada cosecha y habrá que esperar la media del rendimiento. Mientras, el presidente de la cooperativa San Vicente de Mogón, José Gilabert, tampoco se anda con paños calientes: “la cosecha es muy mala, de las más bajas de los últimos años, al menos en lo que yo conozco. Nuestras estimaciones más optimistas no llegan al cuarenta por ciento de la pasada campaña, y eso sin que el verano se alargue mucho”.

“No hay motivos para ser optimistas”, proclama Cristóbal Cano, el secretario de la UPA en Andalucía, quien alude a la sequía y a las altas temperaturas como causas del descenso que se espera al no haberse completado con normalidad todo el proceso de floración y cuajado por la incidencia de los golpes de calor y el agua caída en las jornadas de floración, que ha hecho mella en el olivar. Y aunque reconoce que aún es pronto, sí tiene meridianamente claro que la cosecha será inferior en Jaén y en España.

Similar valoración aporta el secretario de la GOAG en Jaén, Juan Luis Ávila, que alerta que la cosecha puede ser “la más baja de los últimos diez años”. Advierte que es “un año difícil” y que la merma se observa en prácticamente en todas las tipologías del olivar y en muchas zonas. El gerente de Interóleo, Esteban Momblán, cree que hay que esperar la evolución del fruto, aunque no esconde que “la situación pinta mal, aunque sea pronto”, pero tiene claro que habrá menos producción y habrá que ver qué cifra alcanzan los rendimientos grasos.

Francisco García, de la almazara Fertínez de Ibros, admite que el cuajado no ha sido el mejor posible, por lo que augura que es difícil que el olivar aguante bien sin las ansiadas precipitaciones. “La cosecha puede ser una de las más bajas de los últimos años”, subraya, para agregar que todas las tipologías de olivar están sufriendo las duras consecuencias de la meteorología. Por ello, vaticina que viene una campaña “corta” en España y en muchos países de la cuenca mediterránea.

Santiago Bañón, de Profesionales de la Agricultura y Ganadería (PAG) y propietario de Aceites Bañón, dice que “no me huele bien” la próxima cosecha porque el calor ha tirado mucha flor, por lo que aventura, en  el mejor de los casos, 1,1 millones de toneladas de aceites de oliva en España. Entre tanto, Juan Antonio Tello, de Laboratorio Tello, entiende que es pronto para emitir un juicio de valor sobre la previsión de cosecha, aunque no descarta una horquilla de 1,2 y 1,3 millones de toneladas, cifras que están condicionadas a la aparición o no de las lluvias, así como a los regadíos.

Francisco Vañó, el director general de Castillo de Canena, está seguro que la cosecha será menor que la actual. Le adjudica la consideración de media o media-baja porque el calor de mayo frustró el cuaje de muchas flores, además de la prolongada sequía que se arrastra, factor que tampoco ayuda. “Si llegamos a 1,3 millones de toneladas seremos afortunados. Desgraciadamente, soy pesimista”, anticipa. Palabras con las que coincide Pedro Melgarejo, de Aceites Melgarejo, quien asegura que habrá menos de media cosecha, aunque objeta que es pronto para una evaluación con cierto rigor en la producción final. “Las perspectivas son poco halagüeñas, el olivo tiene pocos recursos y estamos ante una campaña de dudoso futuro”, afirma.

El director técnico de la cooperativa Nuestra Señora de los Remedios (Oro de Canava), Bernardo Moya,  se suma a la lista de los que indica que la cosecha no pinta nada bien. Por lo que él más conoce y ha visto, asegura una estimación de media-baja en la zona norte de Mágina y en la parte sur de La Loma, y muy dispares por zonas y en explotaciones. Aconseja observar la evolución en verano y ver si el olivo aguanta bien las temperaturas estivales. “Todo apunta a una mala cosecha”, sostiene.

Antonio Quel, el presidente de la cooperativa San Felipe Apóstol de Baeza (Balcón del Guadalquivir),  atisba una cosecha “bastante floja por cuanto los dos días de cuarenta grados en San Isidro se llevó bastante flor  y la siguiente ola de calor también ha sido negativa”, por lo que pronostica un treinta por ciento menos que en la pasada cosecha.

Por su parte, Joaquín Morillo, del Grupo Oleícola Jaén de Baeza, no tiene duda de la “merma considerable” que ha provocado la sequía, por lo que su efecto más palpable será el de“una cosecha a la baja”, y eso reconociendo que hay zonas mejores y otras peores. “Lo que está claro es que va a haber más demanda que oferta”, por lo que habrá que estar pendientes a la evolución de los precios en el mercado de origen.

Mientras, el reconocido experto oleícola Marino Uceda avisa que “las noticias no son muy halagüeñas” en las zonas de olivar que ha visitado. “Hay zonas tempranas que están medio bien, y hay zonas un poco más tardías que parece que están bastante mal”.  El secretario de la IGP Aceite de Jaén, Miguel Soto, precisa que la cosecha será media-baja y que se situará en la órbita del millón de toneladas.  Jesús Sutil, el gerente de la DOP Sierra Mágina, avanza que la situación actual “pinta mal” como consecuencia de las olas de calor y de la sequía, por lo que presiente que la cosecha menguará respecto a la anterior.   

El gerente de la cooperativa El Alcázar, de Baeza, Francisco Aldarias, tampoco tiene la menor duda de que las previsiones pintan bastos, y espera que llueva en septiembre para amortiguar y contrarrestar los efectos perniciosos de la falta de precipitaciones en el campo.

El gerente de Cooperativas Agro-alimentarias de Jaén, Antonio Guzmán, se muestra seguro que la cosecha será inferior a la precedente y estará condicionada finalmente a que las lluvias hagan acto de presencia, pero reconoce que las perspectivas son “malas”, pronostico con el que coincide Salvador Pancorbo, el gerente de Oleocampo, quien vislumbra una “muy mala cosecha por Torredelcampo”.   

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