Una próxima cosecha de aceites de oliva gemela o parecida a ésta tendría consecuencias imprevisibles y sería casi la puntilla para parte de olivareros que podrían quedarse en el camino después de la nefasta campaña 2022-2023, la segunda peor del siglo XXI en términos de producción, por cuanto estará en la órbita de las 660.000 toneladas de aceites de oliva una vez que se computen los ajustes finales de campaña

Sin pretender ser agorero ni traer malas noticias a un sector necesitado de buenas nuevas por esta aciaga campaña (elevados costes de producción, bajísima cosecha, menos disponibilidad de producto, altos precios con su posible riesgo en el consumo, menos comercialización, cierto estancamiento de la promoción, mucha inestabilidad y turbulencias…) el campo pide agua y que llueva en estas próximas semanas. Y ello para que el olivar alivie cuanto menos su profundo estrés hídrico por la prolongada falta de lluvias, con lo que estaríamos, en caso de persistir la pertinaz sequía, en un negro panorama en el que no se haría efectivo el fenómeno de la vecería, pues tendríamos dos cosechas consecutivas malas, bajas y cortas, lo nunca visto.

Estamos de acuerdo que el olivar es un cultivo muy agradecido que sabe resistir y reinventarse ante situaciones de extrema dificultad, pero el coyuntural bache por el que atraviesa en cuanto a producción se podría alargar y hacerse más grande el agujero, por lo que necesita de un estímulo que pasa inexcusablemente por las lluvias, por precipitaciones generosas o por riegos de emergencia y de apoyo, para los cuales tampoco hay buenas noticias a tenor de cómo se encuentra la cuenca del Guadalquivir por su déficit de agua. 

Y es que no es normal que, además de esta cosecha tan escasa, se hayan producido en un intervalo de tres años las dos peores cosechas con el rendimiento medio graso más bajo de la historia de la provincia de Jaén (18,93% en la 2020/2021 y 19,45% en la 2022/2023) y eso está íntima y directamente relacionado con las adversas condiciones meteorológicas que afectan sobremanera al olivar y al desarrollo vegetativo del fruto.

Ahora lo que toca, mientras llegan las ansiadas lluvias en esta primavera que estrenamos mañana, es saber administrar lo mejor posible la situación, interpretar bien el contexto y optimizar las estrategias para prepararnos a los nuevos escenarios y retos que estén por llegar, dando la mejor respuesta y buscando las mejores alternativas que sean posibles, o al menos las menos malas. 

*Asensio López, director de Oleum Xauen

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