La próxima cosecha de aceite de oliva se presume que será media, aunque el factor clave y decisivo será un año más la lluvia o la ausencia de precipitaciones, circunstancia que podría determinar la catalogación de media-baja, una cosecha corta, en la que habrá que tener en cuenta, además del preciado elemento, otros factores como el rendimiento medio graso, la incidencia de las plagas o la evolución de la meteorología, entre otros.

¿Y qué se entiende en el sector por media cosecha? En este sentido no hay unanimidad en las valoraciones respecto a las cifras, aunque la horquilla puede variar en poco más del millón de toneladas de aceite de oliva y las 1,4 aproximadamente,  cifra que se ha registrado en esta campaña 2020/2021 (1.387.000)  Es más, de las últimas cinco campañas cuatro han tenido la consideración de media, una tendencia que sólo se vio desbaratada en la 2018/2019, en la que se consiguió el récord en términos de producción, con una cosecha en España de 1.793.500 toneladas de aceites de oliva. 1.290.000 toneladas se alcanzaron en la 2016/2017, mientras que la siguiente, la 2017/2018, ascendió a 1.262.000 frente a las 1.126.000 de la 2019/2020. Lo que hace concluir que las producciones de este cultivo vecero se encuentran relativamente estabilizadas en los últimos años en un contexto en el que se está produciendo un incremento de la comercialización y del consumo, que incluso en esta campaña apuntan a récord.

Y aunque todavía es muy pronto para aventurar cómo será la cosecha de aceite de oliva de la campaña 2021/2022 y es aún prematuro atreverse con cualquier tipo de predicción y de vaticinios con un mínimo de solvencia y de rigor, sí hay una variable clara que condicionará un año más la ecuación final  de la recolección de la aceituna. Se trata, como ya hemos mencionado, del agua y de que las precipitaciones sean moderadas, razonables y hagan acto de presencia justo cuando más las necesita el olivar, al final del verano y a primeros del otoño.  

El preciado líquido elemento tendrá un peso decisivo en inclinar la balanza para que haya una cosecha media o media baja. En función de las precipitaciones que se registren en la otoñada de los meses de septiembre y octubre, así como la mayor o menor cuantía en las dotaciones de regadío, la cosecha tendrá mayor o menor toneladas, aunque también influirán otros factores, como el rendimiento medio graso de la aceituna, que ha sido por cierto uno de los protagonistas negativos en la actual campaña 2020/2021.

Así lo sostienen todos los responsables consultados por Oleum Xauen, que con la debida prudencia y con la necesaria cautela consideran que hay que tener en cuenta esta determinante variable meteorológica, aunque no tienen duda que la venidera cosecha será menor que la actual  y presagian que tendrá la consideración de media.

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