Una monografía del Informe Anual de Coyuntura del Sector Oleícola resalta que la nominación de los Paisajes del Olivar de Andalucía para su inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial es “una oportunidad para el desarrollo territorial”. Dicha monografía, que elabora la Cátedra Caja Rural de Jaén José Luis García Lomas de Economía, Comercialización y Cooperativismo Oleícola de la Universidad de Jaén que dirige el profesor Manuel Parras Rosa, ha sido elaborada por José Domingo Sánchez Martínez, catedrático de la Universidad de Jaén.

En su conclusión asegura que el hecho de que la cultura del olivar y sus paisajes formen parte de la Lista del Patrimonio Mundial es “una oportunidad extraordinaria”. Considera que la implementación del plan de gestión, incluso antes de que se produzca una decisión, permite entender que la apuesta “por una mirada patrimonialista del olivar está ya consolidada en el ámbito científico, técnico y político”. Además, señala que el potencial de desarrollo no se limita a los ámbitos concretos que conforman los componentes del bien (se trata de un área muy pequeña con relación a la superficie olivarera total), pues su impacto social tiene potencial suficiente para permear en el conjunto del territorio donde el olivar tradicional es más presente.

Dicha monografía aboga por profundizar en la consolidación del olivar tradicional y sus entornos rurales como un destino turístico; el estímulo a la producción de aceites cualificados y diferenciados, y muy apropiados para la venta directa y de proximidad, ligados a la identificación con el patrimonio mundial. “Por extensión de estas buenas prácticas, una mayor sensibilización y autoestima entre los olivareros de la importancia que diferentes aspectos no productivos tangibles e intangibles (culturales, ambientales, patrimoniales y paisajísticos) tienen en la consideración social y económica de la olivicultura”, subraya. Y añade: “En ese contexto, se darán igualmente, según pensamos, nuevas oportunidades laborales necesitadas de cualificación específica, acicates para la incorporación de jóvenes y, en última instancia, una nueva motivación para el mantenimiento de los núcleos rurales”.

Asimismo, destaca que mientras se van recorriendo nuevas etapas del largo proceso que lleva desde la idea inicial a la inclusión en la Lista de Patrimonio Mundial “lo cierto es que sí es necesario acertar con la fórmula de protección que se concede desde instanacias regionales a los componentes del bien, siendo el criterio a seguir el aseguramiento de que se mantiene el uso y se salvaguardan los valores y atributos patrimoniales detectados”.

También recalca que en aras a conseguir un mayor apoyo social a la candidatura “es necesario promocionar y difundir de manera precisa, detallada y rigurosa su contenido, especialmente para que pueda ser bien conocida en aquellas zonas más directamente implicadas”. Y en ese sentido, precisa que hay que incidir en que el fundamento del mantenimiento del paisaje es que la actividad olivarera siga siendo rentable y que encuentra en la tradición elementos sobrados para encontrar una vía de modernización.

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