
La UPA advierte que las previsiones de producción de aceite de oliva se resienten. Así lo confirman olivareros de esta organización agraria de todas las comunidades autónomas que han celebrado una reunión en la que se ha analizado el estado del cultivo en estos momentos.
En las diferentes zonas de producción las estimaciones de cosecha han sufrido un importante recorte después de las lluvias de primavera y según los responsables de la UPA en cada uno de los territorios de cara a la nueva campaña España afrontará una cosecha igual a la última, en el mejor de los casos.
“La situación actual en la principal comunidad autónoma productora, Andalucía, nos lleva a pensar que la euforia que reinaba entre los grandes operadores del mercado sobre una cosecha histórica se está derrumbando”, advierten desde la UPA.
En estos momentos, la estimación de producción de Andalucía no arroja grandes expectativas, y a juicio de la UPA podría situarse entre 950.000 y 1.150.000 de toneladas, a la espera de la evolución del clima en los próximos meses. “Es decir, en el mejor de los casos estaríamos en una situación similar a la campaña 2024/25.”
Castilla-La Mancha, tras los excelentes datos de la 2024/25, espera una reducción de cosecha que se puede estimar sobre las 125.000 toneladas.
Extremadura presenta situaciones muy diversas en las diferentes zonas de producción y la estimación en estos momentos rondaría las 80.000 toneladas.
Otras CCAA como Aragón tendrán una mejora de la producción que podrá ascender hasta las 12.000 toneladas.
En conclusión, con esta información, la horquilla de la producción para la próxima campaña, estaría entre 1.200.000 y 1.400.000 toneladas.
Por otro lado, la UPA ha analizado el proyecto de orden por el que se pretende establecer normas de comercialización para la campaña 2025/26.
En opinión de la organización, aunque la iniciativa es “muy positiva”, creen que el Ministerio de Agricultura debe ser “mucho más ambicioso” y por ello desde la UPA presentarán una batería de propuestas que permitan la publicación de una norma que alcance el objetivo primordial de mejorar la rentabilidad del olivar tradicional, “que es el que de verdad necesita centrar los esfuerzos tanto de la administración como de nuestra organización agraria”.