El cortijo El Madroño, en Martos, y la sociedad cooperativa Virgen del Perpetuo Socorro, que produce el autóctono y característico AOVE de la variedad Carrasqueño en Alcaudete, constituyen dos sobresalientes experiencias oleoturísticas de la comarca de la Sierra Sur de Jaén, coronada con una visita guiada a la imponente Fortaleza de La Mota, de Alcalá la Real, con sus privilegiadas vistas y una formidable panorámica de esta tierra de frontera.

Con el objetivo de conocer la cultura oleícola fusionada con su vertiente turística en este territorio del sur de la provincia jiennense, la Asociación para el Desarrollo Rural de la Sierra Sur (Adsur) organizó recientemente un viaje de promoción con el fin de profundizar en sendas experiencias oleoturísticas, valorizar las propuestas que brindan y conocer su oferta de olivar y de aceites de oliva trufada con un turismo de emociones y de experiencias que conectan esta comarca que limita con el área metropolitana de Jaén, así como con las provincias de Córdoba y Granada.

Unas experiencias oleoturísticas que están cofinanciadas en un 90 % por la Unión Europea mediante el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER) y en un 10 % por la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía, según manifiesta Mercedes Barranco, técnica de Adsur, que pone en valor dichos atractivos oleoturísticos y su oferta complementaria a través del fomento de las sinergias y del trabajo unificado, remando en la misma dirección y buscando experiencias equilibradas con las que se ha dado un salto cualitativo con el fin de atraer visitantes.

La ruta comenzó en el cortijo El Madroño, ubicado en la cuna del olivar con la que se autodefine Martos, a tan sólo 24 kilómetros de Jaén y en el kilómetro 8 de la carretera de Santiago de Calatrava, en la misma Ruta Nazarí. Constituye un claro exponente del típico cortijo andaluz, en cuya lonja nos dan la bienvenida una suerte de cipreses, almendros, pinos, granados, paradójicamente un madroño situado en su puerta principal, todo ello rodeado por un impresionante mar de olivos de olivar tradicional que son un regalo para los sentidos.

Allí Custodia nos explica las características y los equipamientos de este cortijo de 1890, de arquitectura tradicional, un enclave en plena naturaleza, de gran tradición y enfocado principalmente a eventos y celebraciones, sin renunciar a explicar y a hacer pedagogía del oleoturismo y de la evolución que ha seguido el cultivo del olivar y la producción de aceites de oliva en las últimas décadas. El Madroño mantiene una almazara privada para hacer el propio aceite de oliva de la familia que envasa con la marca del mismo nombre y que tiene previsto acoger el próximo 11 de abril un ambicioso congreso sobre oleoturismo al que asistirá la psiquiatra y escritora Marián Rojas Estapé.

Jardines, patios, palmeras, pinos y plantas ornamentales embellecen de manera exquisita, en un entorno de tranquilidad, sus instalaciones, con funcionales y distinguidos salones restaurados, como las antiguas Caballerizas. Un cortijo con fachada de piedra y ventanales de enrejado antiguo, de macizas puertas, con un atractivo artesonado y hasta con ermita. Un cortijo en el que llegaron a vivir hasta 300 personas. Hoy dos familias se encargan del mantenimiento de este complejo propiedad de la familia Rojas Montes a raíz de la permuta llevada a cabo por otro inmueble.

Dejamos atrás este histórico cortijo para trasladarnos hasta las inmediaciones de Alcaudete. Aquí visitamos la SCA Virgen del Perpetuo Socorro, la cooperativa más grande de la comarca, donde nos recibió su director técnico, Manuel Sánchez. Una cooperativa fundada en 1958, que cuenta con 1.800 socios y con 9.000 hectáreas, la gran mayoría de olivar tradicional, y que produce una media de unas 8.000 toneladas de aceites de oliva por campaña, aunque la emergencia climática por la que transitamos prevé una pírrica producción de sólo un millón para la actual. Una cantidad de la que el diez por ciento suele ser de la autóctona variedad carrasqueño, monovarietal muy valorada y reconocida por su calidad y su intenso frutado procedente incluso de olivos centenarios

Manuel Sánchez nos hace un pormenorizado recorrido al objeto de conocer con todo lujo de detalles el proceso de producción de los aceites de oliva, desde que se recepciona en el patio el fruto recolectado en los olivares hasta que llega a la bodega, donde es clasificado por calidades. La cooperativa está avalada por su sistema de gestión de calidad a través de todo su proceso de elaboración y sólo envasa aceite de oliva virgen extra. La visita finaliza en su tienda y museo, que ofrece, además de los excelentes zumos de aceituna fresca, otros servicios relacionados con el oleoturismo, como la cata de análisis sensorial para adentrarnos en sus propiedades organolépticas.

Ponemos punto y final a nuestro itinerario en Alcalá la Real, en la Fortaleza de la Mota, no sin antes disfrutar del delicioso “pollo a la secretaria”, cuya receta guarda una sorprendente historia. En esta fortaleza ciudad abacial y de frontera nos empapamos gracias al guía de su rica historia, de sus muchos y bellos atractivos, de su conjunto monumental excepcional, nos extasiamos con sus vistas, ojeamos con deleite el paisaje y contemplamos desde una altitud de poco más de mil metros su belleza serena y extraordinaria que corona nuestro trayecto oleoturístico. 

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